lunes, 29 de febrero de 2016

"Coruña de ayer". Aquella Semana Santa que yo conocí

La Semana Santa de principios de los años 60 comenzaba, igual que hoy, con el multitudinario procesionar de Nuestra Señora de los Dolores de tanta raigambre en nuestra querida Marineda no en vano nos liberó de la fatídica epidemia de peste de 1854, circunstancia esta que le granjeó la devoción de miles de coruñeses que, desde ese momento, cada vez que llega el viernes anterior al inicio de la Semana Mayor se asoman a las calles de la Pescadería para ver discurrir, entre gran recogimiento, esta hermosa talla de vestir de la Virgen enlutada.

Aquella procesión que transitaba, entre otras calles, por la de San Andrés desfilando delante de la airosa torre del reloj de la Caja de Ahorros, tristemente derribada y perdida para siempre para nuestra ciudad, la abría la desaparecida Banda de Cornetas, Tambores y Gaitas de los Aprendices de la Fábrica de Armas y la cerraba la Compañía de Honores, con Bandera, Banda, Escuadra y Música, del Regimiento de Infantería Isabel la Católica nº 29, también perdido para la ciudad tras su marcha a tierras pontevedresas. El cortejo lo presidía la Autoridad que ostentaba la representación del Jefe del Estado y en él figuraba un nutrido grupo de Representaciones de todos los estamentos de la vida coruñesa.

Contraluz en Jueves Santo

La mañana del Domingo de Ramos transcurría gozosa con cientos de niños que acudían con sus palmas, acompañando a sus padres, a las múltiples procesiones que, desde Parroquias o capillas colegiales, recorrían las calles revestidas ya de primavera, prologando el inicio de los días centrales de la Pasión de Nuestro Señor. Era el instante propicio para saludar el cambio de estación dejando en casa abrigos y gabardinas para recibir a una primavera sensual y frívola que se sentaba con nosotros.

 Al atardecer del Domingo de Ramos, de la VOT de San Francisco, la del retablo de oro, salía la procesión del Ecce Homo, acompañando a la hermosa talla del Nazareno, de la escuela de Pedro de Mena. Se trataba de un cortejo corto, que solo discurría por las calles de la Ciudad Vieja y que encabezaba la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Artillería nº 28, también desaparecido al igual que su Cuartel de Zalaeta.

El Lunes y Martes Santo eran días de transición en los que, como era costumbre, las iglesias de la ciudad se vestían de luto, cubriendo las imágenes con paños de color malva que les conferían un aspecto casi fantasmal.

Sin embargo, recuerdo que un Martes Santo, de la iglesia de Santo Domingo, partió una procesión que, bajo la denominación de Rosario de la Aurora, procesionó a la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad.

 El Miércoles Santo, en los postreros años de la década de los 50 - tan solo salió a la calle los años 1957, 1958 y 1959 -, la iglesia de San Jorge fue testigo y punto de partida de una vistosa procesión, organizada por la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora del Mayor Dolor, que sacó a las calles los Pasos de Jesús atado a la Columna, Ecce Homo, Santísimo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora del Mayor Dolor que cerraba el cortejo procesional. Las imágenes iban escoltadas por Escuadras de Gastadores de la Policía Armada, Comandancia de Marina y Ejército y a su cabeza marchaba la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Transmisiones, también desaparecido y que se acuartelaba en Atocha junto al Regimiento de Infantería. Esta procesión, que quiso convertirse en el revulsivo de nuestra Semana Santa, tenía la peculiaridad de que, cada uno de los Tercios participantes, vestían con hábitos y capirotes de colores diferentes lo que le proporcionaba un colorido inusual en la Semana Santa coruñesa en la que tan solo los cofrades de los Dolores vestían con la indumentaria propia de este tipo de manifestaciones religiosas.

Paso "El Tránsito". Procesión del Santo Encuentro
La llegada del Jueves Santo traía consigo la tradicional visita a las siete iglesias tras aguardar interminables colas ordenadas por efectivos de la Policía Armada y, cómo no, el paseo por un Cantón Grande cortado al tráfico durante los días centrales de la Semana Santa.

Una de las visitas obligadas era la Orden Tercera para ver, junto a las distintas imágenes que aguardaban para desfilar en el Santo Entierro, a los tres soldados romanos jugándose la capa de Cristo a los dados. Sin duda era una de las postales más tradicionales de la Semana Santa de Marineda.

También desde este día, además de ondear todas las Banderas a la media asta y mantenerse las armas a la funerala, los artísticos faroles de la fachada del Banco Pastor se vestían de luto, cubiertos por negros paños, y de sus balcones colgaban reposteros con crespones negros.

 Por la noche, entre gran recogimiento, la Colegiata de Santa María del Campo era el punto de partida de la Procesión del Silencio. Una procesión, organizada por la Cofradía de San Juan Evangelista, en la que desfilaban los pasos de la "Oración en el Huerto", "el Prendimiento o Beso de Judas", salidos de la gubia del santiagués Rivas, y el Cristo de la Colegiata; a su paso, tanto el alumbrado público como las luces de los escaparates, se apagaban dando mayor dramatismo al momento.

El Viernes Santo nos despertábamos con la procesión del Encuentro que salía de San Nicolás. La Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Artillería nº 28 abría el cortejo en que desfilaban "la Verónica"; "San Juan Evangelista"; el paso de "El Tránsito" y "la Dolorosa". Quizás dos de los instantes más sobrecogedores de este desfile procesional era ver como camilleros de la Cruz Roja arrastraban unos negros pendones (quitasangres) que hacían gemir el suelo y los agudos toques de clarín de un encapuchado que anunciaba las caídas de Nuestro Señor.

Después, cualquier chocolatería de Marineda era un escenario perfecto para saborear un buen chocolate con churros acompañado de una copita de anís, placer este último reservado solo para los mayores.

Ya por la tarde, desde la VOT, salía la procesión del Santo Entierro. Era, sin duda, la procesión más formal de cuantas se organizaban en Marineda y a ella concurrían Autoridades y Representaciones. Las imágenes de "María Salomé", "la Magdalena", "San Juan Evangelista", "la Urna" y "la Soledad", desfilaban escoltadas por Soldados, Marineros, Guardias Civiles y Policías Armada, dando paso a la presidencia oficial y a la Compañía de Honores que, con Bandera sujeta con corbata negra, cerraba el cortejo procesional al que acompañaban largas filas de hombres.

La Verónica. Procesión del Santo Encuentro
La Coruña se volcaba, asomándose a todas las calles del itinerario, asistiendo con devoción y recogimiento a presenciar el lento discurrir de los pasos tras la finalización de los Santos Oficios que se celebraban en todas las iglesias de la ciudad y a los que asistían multitud de fieles, incluso Autoridades y representaciones que solían hacerlo en la de San Jorge.

Finalmente, en la tarde del sábado, también de la VOT de San Francisco salía la procesión de “Os Caladiños” en la que procesionaban a la imagen de "la Soledad". Era la cita de las mujeres coruñesas tocadas con la tradicional Mantilla Española, iluminando con sus velas a la Madre del Redentor.

Así era la Semana Santa en Marineda, días en los que se cerraban locales de ocio como boites y discotecas y las salas de cine proyectaban tan solo películas de marcado cariz religioso; era una Semana Santa tal vez un poco de andar por casa pero en definitiva la nuestra, la de La Coruña, y ciertamente la vivíamos con toda la intensidad y recogimiento.

José Eugenio Fernández Barallobre