sábado, 27 de febrero de 2016

1915. Lluviosa noche de San Juan con concurso de feos en el campo de Artillería.


A pesar de la lluvia, la Noche de San Juan se celebró en diferentes barrios de la ciudad.  En la calle de la Torre, en Progreso, en San Juan, en el Campo de Artillería, donde la sociedad “El temporal” echó la casa por la ventana con una lucida fiesta, hubo animación pero la lluvia restó a la jornada festiva incalculable número de personas.  La mayoría de las calles estaban iluminadas  a la veneciana, con farolillos de gas, música, bailes y mucha animación y alegría. Al final de la calle de la Torre se situó una murga que hizo las delicias de numerosas parejas de bailarines que resistieron heroicamente el enorme chaparrón pero que al final tuvieron que desistir y refugiarse en numerosos portales donde prosiguió el baile, amenizado por varios organillos, hasta más allá de las doce de la noche.
En el campo de artillería, además de quemarse una gran hoguera, hubo una comitiva luminosa y un concurso de feos que fue ganado por Caringa, un individuo pequeño de estatura que tenía el aspecto de un chimpancé, debido sobre todo a sus piernas arqueadas y su cuerpo encorvado y que  sentía pasión por morder a los viandantes y por contarte, a cambio de una perra chica, un conto cochino de mulleres porcas. Tocado con una boina negra muy pequeña, que apenas le cubría algo más que la coronilla de la cabeza, Caringa padecía una enfermedad cerebral que le dificultaba razonar y mover con soltura las piernas. Los crueles  jóvenes del campo de Artillería, para burlarse de él, lo anotaron al concurso que ganó por goleada. Eso si recibió varias perras chicas y Caringa se fue tan contento.
El pabellón Lino festwjó aquella noche de San Juan con un magnifico baile y la puesta en escena de la obra de Jacinto Benavente “Los malhechores del bien”. El local estuvo concurridísimo. El Sporting club, debido a la pertinaz lluvia, cambió su verbena de la noche de San Juan,  que iba a tener lugar en el  parque del Leiron, por una elegante y alegre fiesta en su local de la calle Real
También en  Santa María de Oza, tuvo  lugar una animada verbena y donde a la mañana siguiente, al igual que en las Jubias, se dieron cita numerosas parejas de jóvenes  a comer, como mandaba la tradición, las fresas por San Juan.
En la tarde del día en honor al Bautista, en la calle de San Juan, hubo iluminación eléctrica, música y baile, simulándose por una comparsa la botadura del Acorazado España con un magnifica nave hecha en madera y cartón. Al finalizar la verbena se elevó al cielo un zeppelín. En las calles de Cartuchos y Mercado, hubo verbena, suelta de globos grotescos y fuegos de artificio. Afortunadamente la lluvia había dado un respiro.

Calin Fernández Barallobre.