Se las prometieron muy felices los coruñeses en vísperas
de San Juan pues las verbenas de las Hogueras de 1911 se anunciaron que iban
a revestir una importancia y una calidad
no alcanzada en años anteriores.
Desgraciadamente todo se vino abajo debido a la enorme tormenta de frío
y lluvia que asoló la ciudad la víspera y el día de San Juan y que hizo que las
gentes se quedasen en sus casas al abrigo de tamaña borrasca.
La calle de Panderas estaba iluminada con focos de arco
voltaico y con farolillos de colores que el viento apagó y arrancó de forma
inmisericorde. Una murga calada hasta los huesos suspendió su actuación antes de las doce de
la noche. En la calle de la Torre diversos pianos de manubrio tuvieron que
refugiarse en portales. Allí al sonar de sus notas, diversas parejas bailaron
algunas piezas y a pesar del aguacero no decayó la alegría.