sábado, 13 de febrero de 2016

En defensa de la verdad, hartos ya de tanta mentira

Si hay algo que me ha producido siempre auténtica desazón, un sentimiento mezcla de repulsa y tristeza, es la mentira; especialmente esa mentira burda y malintencionada con la que, ocultos tras una sonrisilla cínica, pretenden zaherir, humillar y quitarle valor a lo hecho por otros, utilizando argumentos que de sobra saben aquellos que los esgrimen que son falaces.

Esa falta de estilo, gallardía y elegancia, es algo que desde siempre ha producido que de mi interior surja una sensación de desprecio más absoluto hacia quien, a sabiendas de que lo hace, miente de manera consciente para restar méritos a otros, algo que, desgraciadamente, se ha convertido en moneda habitual en muchos de los órdenes de la vida.
Aspecto que presentaba la plaza de Portugal la noche de San Juan de 1981


No es infrecuente escuchar - el otro día todavía lo escuchamos en boca de algunos - que en el resurgir de las Hogueras de San Juan de nuestra ciudad nada ha tenido que ver la Comisión Promotora y que todo este fenómeno de masas obedece a una manifestación espontánea popular que surgió de la nada. Algo así como si tácitamente miles de personas decidiesen concurrir a la zona de Riazor y Orzán, cada noche de 23 de junio, impulsados por un efecto llamada a instancias de no sé quién.

Esto, además de incierto, cae por su propio peso como veremos a lo largo de las siguientes líneas. Pero vayamos por partes.

Efectivamente, es innegable, que la noche de San Juan es una cita ancestral a la que concurre el hombre desde que comprendió el devenir del ciclo solar anual; fue entonces cuando se dio cuenta que el solsticio de verano trae, como lógica consecuencia, el paulatino declinar del sol por lo que entendió que el fuego podría servir para revitalizarlo. Luego, una serie de creencias populares fueron cargando de contenido la fecha, convirtiéndola en una de las citas más trascendentes del ciclo anual.

Pese a todo, y de esta forma se manifiestan grandes antropólogos, el hecho de cristianizar la fecha bajo la advocación del Santo Precursor aportó mayor simbolismo y enriqueció esta singular jornada que ya se vivía desde un siempre imposible de cuantificar.

También es verdad, y de ello se está haciendo eco cada mes el Boletín "Cosas de Meigas" que edita la Asociación de Meigas de las Hogueras de San Juan, que a finales del pasado siglo XIX y principios del XX, la fiesta de las Hogueras se vivía de forma muy intensa en nuestra ciudad, especialmente en la zona de plaza de España, plaza de Millán Astray, calles de la Independencia, Panaderas y alrededores, proyectándose, poco a poco, a otras como San Nicolás, plaza de Pontevedra, Avda. de Rubine, etc.

Así, aunque perdiendo paulatinamente importancia e interés, llegamos al inicio de la década de los 60 del pasado siglo. Veremos, cuando lleguemos en el Boletín a la crónica de esos años, que la prensa local cada vez limitaba más la información sobre la noche más mágica del año y su celebración en nuestra ciudad.

Aquellos grandes fastos de antaño se habían convertido en una mera reseña sobre algunas lumeradas que todavía ardían en determinados barrios coruñeses, hasta que finalmente las noticias referidas a esta celebración se fueron minimizando quedando relegadas, como mucho, a una esquina casi irrelevante en las hojas de información local. Incluso, por aquellas fechas, en algunos de los diarios aparecieron comentarios alusivos a que la tradición de quemar hogueras la noche de San Juan era una costumbre rural y que a ese ámbito deberían quedar constreñidas; quedaba, eso sí, un cierto regustillo al sentido poético y costumbrista de la fiesta que se plasmaba en algunos artículos periodísticos, pero poco más.

Aspecto que presentaba la plaza de Portugal la noche de San Juan de 1987

La gran debacle de la noche de San Juan coruñesa llegó a mediados de los años 60 del pasado siglo; fue entonces cuando, por la apatía de la mayoría y por las constantes prohibiciones municipales provocadas por el incipiente asfaltado de muchas de las calles, una buena parte de las Hogueras que ardían en la ciudad pasaron a ser historia.

Pese a todo, ¿seguían ardiendo hogueras en aquellos años? Claro que sí. Monte Alto, Monelos, Pescadores, San Pedro de Visma, etc., seguían quemando sus grandes hogueras mientras las calles no fueron asfaltadas o mantuvieron libre algún espacio donde poder rendir culto al fuego en la noche de San Juan.

Fue por aquellas fechas cuando un grupo de chicos y chicas - que no "mujeres florero" - de la zona de Fernando Macías y alrededores nos pusimos a trabajar para tratar de salvar lo que quedaba de la tradición en nuestra ciudad, dotándola de una nueva simbología, recuperando aspectos tradicionales casi perdidos e impulsando una serie de actividades de carácter cultural, deportivo, popular y social paralelas.

Fruto de este trabajo, que muy pronto comenzó a dar resultados, las prensa volvió a hacerse eco de la noche de San Juan y sus hogueras, poniéndolas de moda, dándoles la importancia que tienen; ocupando en las reseñas algo más que un breve suelto en la esquina de una de las páginas de la izquierda y, de esta suerte, la plaza de Portugal y alrededores empezó a abarrotarse gracias a la presencia de miles de coruñeses que, venidos de toda la ciudad, deseaban vivir con nuestras Meigas y con nosotros la mágica noche de San Juan.

En paralelo, con el fin de crear un entramado alrededor de la fiesta, nacieron la Semana Cultural que concitó la presencia de personajes de la talla de José Mª Castroviejo o Carlos Alonso del Real, por citar solo dos ejemplos; la Semana de Teatro que sirvió para reunir a parte de los mejores grupos aficionados de la provincia; la Semana Deportiva en la que participaron miles de jóvenes coruñesas cuando del deporte femenino no se acordaba nadie o el Ciclo de Noches de Danza al que acuden, cada año, escuelas y ballets que tienen muy pocas oportunidades de mostrar en público sus aptitudes el resto del año y así hasta poder presumir que desde 1970 hasta 2015 hemos organizado - primero la Comisión Promotora y más tarde la Asociación de Meigas - casi 5.000 actos, todos ellos de carácter gratuito. Junto a esto hemos publicado trabajos sobre las costumbres y tradiciones de la noche de San Juan; celebrado exposiciones relacionadas con las fiestas de España y con su folclore; editada cartelería; etc. ¿Quien en esta ciudad puede presentar la misma tarjeta de resultados? La respuesta es bien sencilla, NADIE, absolutamente nadie.
Aspecto que presentaba la playa de Riazor la noche de San Juan de 1993. Al fondo, unos pequeños puntitos se corresponden con las escasas hogueras que se quemaron aquel año en el Orzán. Era la segunda edición de nuestras Hogueras en Riazor.

En 1992, por razones que no vienen al caso, mudamos la ubicación tradicional de nuestra Hoguera desde la plaza de Portugal a la playa de Riazor. En aquel momento no se quemaba ninguna hoguera en los arenales. ¿Motivo?, uno de ellos, tal vez el más importante, la prohibición de hacer fuego en los arenales lo que provocaría, caso de contravenirse, la inmediata actuación de las Fuerzas del Orden.

Recuerdo en ese sentido una anécdota sucedida en 1996, cuatro años después del cambio de ubicación de nuestra Hoguera. El doctor Jiménez del Oso, prestigioso investigador tristemente desaparecido, dirigía un programa en TVE 1. Aquel año, la entrega correspondiente al 24 de junio, decidió dedicarla a la celebración en España de la noche de San Juan. Curiosamente eligió las fiestas de mayor arraigo en nuestra patria y así, junto a los Pasadores de San Pedro Manrique (Soria) y a las impresionantes Hogueras de San Juan de Alicante, ofreció un amplio reportaje sobre nuestras Hogueras, las que celebraba la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan, tomando imágenes durante tres días consecutivos de nuestras actos.

Pero vayamos a la anécdota. Aquel 23 de junio de 1996 - hay videos que lo constatan -, mientras esperábamos la Vicepresidenta de la Comisión y yo en el Andén de Riazor, abarrotado de público, para ser entrevistados instantes antes de que la Meiga Mayor, Amaya Pombo, encendiese la Hoguera-96, observamos algunas pequeñas lumeradas que ardían en la zona de Matadero y Berberiana; fue algo que nos llamó la atención y que nos hizo presumir que aquello podía ir a más. Por supuesto ni en Orzán, ni en Riazor, ardían otras hogueras que no fuese la nuestra.

Luego, poco a poco, con el paso de los años, la costumbre fue prendiendo hasta alcanzar las cotas actuales; sin embargo, ¿alguien con dos dedos de frente puede pensar que de no ser por el traslado de nuestra Hoguera a la playa de Riazor, hoy la noche de San Juan sería igual? De entrada se hubiese prohibido cualquier intentona con lo que se evitarían protestas y sobre todo el gasto que supone limpiar las playas cada mañana de 24 de junio.
Aspecto de las playas de Riazor y Orzán en época reciente. Algo tuvimos que ver nosotros en todo esto

Pero hay más, ¿alguien puede pensar que los miles de coruñeses, familias enteras, que sin bajar a los arenales concurren al Paseo Marítimo la noche de San Juan lo hacen por ver como se asan sardinas y churrasco sin poder participar de tales viandas? No. Lo hacen por ver la Cabalgata con su alegre discurrir; por ver esa vistosa comitiva de moteros que acompañan al fuego de San Juan; por ser testigos de la quema del castillo de fuegos artificiales; por ver como las Meigas encienden la Hoguera alegórica - que no falla, que eso aquí no lo tenemos - o simplemente por marcarse un bailable en la verbena de esa noche. Y eso, todo eso, se le debe, en exclusiva, a la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan que buscó, desde sus orígenes, dotar a la fiesta de una serie de atractivos capaces de convocar a miles de personas y por ello en el año 2000, la Xunta de Galicia, nos declaró, a instancia nuestra, Fiesta de Galicia de Interés Turístico; en el 2003, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, también atendiendo una petición nuestra, nos otorgó el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional y, finalmente en 2015, a instancias de la Asociación de Meigas, ese mismo Ministerio nos distinguió con el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Pero es más, en el año 2009 iniciamos un campaña de recogida de firmas para solicitar que el día de San Juan fuese festivo local; ese mismo año, la Meiga Mayor, Jennifer Bermúdez, entregó en el Registro municipal cerca de 20.000 firmas que avalaban esta petición y que, por cierto, el Ayuntamiento ni consideró. Fue a partir de 2011 cuando insistimos sobre esta necesidad, todo un clamor popular, hasta conseguir que finalmente el 24 de junio no fuese día hábil.

En fin, creo que algo si hemos hecho por las HOGUERAS en nuestra ciudad a lo largo de estos años.

Surge ahora la pregunta dirigida a esos que, por otros motivos oscuros y espurios, tratan de restar méritos a un trabajo de casi cincuenta años, ¿que habéis hecho vosotros en este tiempo? La respuesta es bien sencilla también: nada, pero nada de nada.

Hay que dar al Cesar lo que es del Cesar y a cada uno sus méritos nos guste o no y, sobre todo, desterrar la mentira de nuestro quehacer diario.

Ojalá que en La Coruña todos trabajasen por la ciudad como lo hicimos los hombres y mujeres que formamos la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan.

José Eugenio Fernández Barallobre.