jueves, 30 de mayo de 2019

1970. Aquella Coruña de la I Meiga Mayor Estrella Pardo.

Ayuntamiento de la Coruña

Aquel ya lejano 1970 La Coruña era una ciudad de 190.000 habitantes que se hallaba en plena expansión demográfica. Nuevas calle y plazas, así como nuevos polígonos ya se divisaban en el horizonte cercano. Debido a eso, sobre todo a la pavimentación de calles, la costumbre de quemar hogueras en la noche de San Juan languidecía de forma alarmante, algo que nos va a  ocupar parte de este trabajo que espero y deseo les rememore un tiempo pasado e  inolvidable a unos y sirva como unas  páginas de historia de la ciudad a otros, los más jóvenes, pues una nación que no tiene memoria  no tiene futuro. 


Es mi memoria queridos amigos que se rebela a acatar una infame ley que nos obliga y pretende decirte lo que debes pensar y como fueron los hechos históricos  según le guste a este infame gobierno. A ese abismo desgraciadamente nos asomamos en España. Pero la historia es la historia y sobre mi memoria no manda absolutamente nadie. A algunos les gustará y a otros no tanto pero espero que pasen un rato agradable.

Visita a España del presidente Richard Nixon
Ese año España caminaba decidida y toda maquina a lograr el milagro español que se traduciría en convertir  a nuestra Nación en la novena potencia industrial del mundo. Ese año recibía un significativo espaldarazo a sus relaciones internacionales con la visita a Madrid del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon quien venía  a ratificar el acuerdo Hispano-Norteamericano firmado meses antes y que observaba admirado que la renta per cápita de nuestra nación llegaba a 900 dólares. La peseta era incluida entre las monedas del Fondo Monetario Internacional. Se producían 56.848 millones de kilovatios/hora. Se fijaba el salario mínimo interprofesional en 120 pesetas diarias. Siete millones seiscientos cincuenta y seis mil españoles estaban afiliados a la seguridad social, gastando 17.185 millones de pesetas en medicamentos. Doce millones constituían la población activa y el paro no sobrepasaba de las 120.000 personas. 

Playa de Riazor.
Concluían en Bruselas las negociaciones entre España y el Mercado Común con la firma de un acuerdo preferencial para nuestro país. España era un paraíso mundial del turismo y las labores emprendidas por nuestro paisano Manuel Fraga Iribarne, continuadas ahora por Alfredo Sánchez Bella, daban enormes frutos. 21 millones de personas nos visitaron ese año. 

Marcaban el año nombres como el de Teresa de Jesús proclamada ese año por el Vaticano doctora de la Iglesia;  el boxeador Urtain y sus más que extrañas victorias; los también púgiles  Pedro Carrasco, José Legrá, Miguel Velázquez y José Hernández por su grandes victorias en Europa; Ángel Nieto campeón del mundo de motociclismo. 

Urtaín
La selección española de Hockey sobre patines que ganaba en Argentina el título mundial de esta disciplina deportiva al derrotar en la final a nuestro gran rival de siempre, Portugal por 2 a 1. 

Limeño, Palomo Linares y el Hencho que salían a hombros por la puerta del Príncipe de Sevilla después de una inolvidable tarde de toros con astados de la ganadería de Eduardo Miura o Paco Camino que  obtenía un concluyente triunfo en la corrida de Beneficencia de Madrid al cortar ocho orejas. 

Julio Iglesias.
Julio Iglesias que representó a España en el festival de Eurovisión; Juan Vila Reyes y su caso Matesa; El Lute que se volvía a fugar esta vez del penal del Puerto de Santa María  o el consejo de guerra celebrado en Burgos contra dieciséis miembros de la organización ETA acusados de los asesinatos del Comisario de Policía Melitón Manzanas y de un taxista Fermín Monasterio donde el tribunal militar que los juzgaba imponía graves penas a seis miembros de ETA la muerte. 

Manifestación de adhesión a Franco. Plaza de Oriente.
El Jefe del Estado, Francisco Franco, conmutaba por cadena perpetua las penas de muerte impuestas a los seis etarras y el pueblo español volvía a llenar la plaza de Oriente para rendir pública adhesión a la figura del caudillo de España, cuestionada esos días en diversos países del mundo.

En ese mosaico de noticias nacionales  la ciudad de La Coruña, alegre y confiada tenía su centro neurálgico en el barrio de la pescadería, donde resaltaba las bulliciosas calles de la Estrella, Olmos, Galera, Franja, Real, San Andrés y Riego de Agua.  

Gobernador Civil Landín Carrasco, alcalde Perez Ardá
y corporación
Municipal
Era por derecho propio la Capital de Galicia  y de la provincia de su nombre, sede de la Capitanía General de la Octava Región Militar cuyo titular era  el Teniente General Luciano García Machiñena. El Gobernador Civil  de la provincia y Jefe Provincial del Movimiento era Prudencio Landín Carrasco; Alcalde de José Peréz Ardá y Ángel Porto presidente de la Diputación.

Restaurante el Rápido.
Se distinguía por su alegría. Las calles de las Estrella, Olmos, Galera, Barrera y Franja era la conocida ruta del taceo para degustar vinos y los productos gastronómicos  más conocidos de nuestra tierra y mar. La calle de la Estrella fue todo un referente en la ciudad de los años cincuenta a los ochenta del pasado siglo, afortunadamente recuperada en la actualidad. El constante ir y venir de gente le confirió un carácter eminentemente popular y abigarrado. 

Además de aquel sin igual escaparate del restaurante El Rápido donde se podían observar las enormes riquezas de nuestro mar en forma de mariscos o pescados, hubo locales y personajes muy populares y pintorescos. 

Calle de la Franja
Por ejemplo Plácido Cotelo  “el pata de palo” que regentaba el bar Casa Pura  en la esquina de la calle con la de Mantelería. En su bar se daban cita además de numerosos jugadores del Deportivo, notables coruñeses entre los que destacaban los miembros de la peña Monterroso como Manolo Estévez, y otros fallecidos pero siempre en el recuerdo como Polito Arca, los hermanos  Ansede, Alfonso Beltrán, Boby Martí, Manines Pedreira, Carlos Coira, Pepe Ulfe, Pujales, Benito Freijido, Alejandro Ameijeiras, Quique Marabunta.

Calle de Los Olmos
El Órdenes con Jesús Martínez Recouso al frente; A Nosa Casa con Manolo que junto a Luis Puga, el  de la tacita de oro, fueron sin duda los mejores tasqueros de la ciudad.  Muiños, Somoza, La esquina con Perpetua y sus hijos; la sidrería, O León, dominios del inefable Pepe Aramburu que se tomaba a la mañana cien tazas diarias; Casa Fermín, Suárez (después Lois), restaurante Coral. Los Olmos con el restaurante Fornos, Otero propiedad de  Lelo y Nené hijos del olímpico en Amberes el gran jugador del Deportivo, Luis Otero; Rivadavia, El Argentino, Somozas, El salto de Can, Victoria y el famoso Astoria propiedad de mi recordado tío Pepe Torres, Sin solución de continuidad, La Galera con La Tacita de Oro, Suso, Corinto,  Ariete y el afamado L’Hardy convertido  ya en Petit Lar y  el Lemos, otro afamado bar de alterne.  A miña casa del padre de Corcoba, La Bombilla, Villar y Paco, Siete puertas o Pacovi  este en el callejón de Canuto Berea.

Otros como el Priorato,  La viña y sus patatas bravas, El corcho, O Fouciño, la tasca de Rosita, Ramón, Tanagra, en la calle de la Franjam Oliva y Ángel: el submarino, en la  Riego de Agua, cátedra del mus al igual que  la mítica e inigualable Traída, propiedad de la madre de las hermanas Sisa y Mari Carmen Vázquez Estévez, o Beade, el disco, Tarabelo, en la calle de la Barrera, completaban toda una ruta gastronómica de interesante nivel.  

Avenida de La Marina
A la noche la   avenida de la Marina se convertía en el centro de la movida nocturna coruñesa. Los Porches y el Saloon, más conocido por El Indio, de los hermanos Castiñeiras y Miguel San Claudio, debido a que una gran figura de un piel roja, hecho  en madera, vigilaba de forma altiva la puerta del local. El Capri de mi querido y recordado amigo Luis Núñez Regueira. El Triana del antiguo jugador del Deportivo del mismo nombre; el Lumar de Luis Martínez. Algo más alejado pero también con muy buen ambiente el Gales enfrente del Banco de España.  La noche pedía juerga y  baile, pues según rezaba el dicho popular  “Mientras Vigo trabaja, Santiago reza, la Coruña se divierte”. 


Whisky Club. Marcó toda una época
En la Avenida de la Marina y calles adyacentes  se hallaban el Dorna club en el callejón de la Estacada, la Parrilla del Hotel Embajador, mis queridas Gabeiras en los bajos del Hotel Atlántico y por encima de todos, el rey de la noche coruñesa por excelencia, el Whisky club, propiedad del recordado Enrique  Martí Villardefrancos y su hijo Quique. 

Otros preferían el Pompón club en Pardo Bazán. La interminable noche finalizaba  desayunando en el bar del puerto o en la cafetería Torre Esmeralda, los dominios del inefable Ramiro, un chocolate con churros.

Quien no recuerda aquellos años setenta en que los soportales y esos locales de baile de esta coruñesísima avenida de la Marina, se llenaban a diario de cientos y cientos de personas que disfrutaban al efecto de charla, copas, amor, baile y alegría.

Calle de Rubine. Cine Riazor
Un recuerdo también imperecedero para otra calle coruñesa que se ganó merecida fama en aquellos finales de los sesenta, principios de los setenta. Me refiero a la calle de Rubine, más conocida como Rubine Street, En esos años, a diario, centenares de estudiantes pertenecientes a los colegios de la Compañía de María, Esclavas, Escuela de Náutica, Academia Galicia, Maristas. Instituto Femenino junto a los dos centros que se ubicaban en la calle, las Terciarias Franciscanas y la C.E.N.I.C, Centro de estudios Nacionales de Ingeniería y Ciencia una academia de estudios, montada por todo lo alto y donde los alumnos vestían un elegante uniforme con corbata, chaqueta blazer azul cruzada donde resaltaba un vistoso escudo y pantalón gris. Las chicas con falda, americana  y corbata de los mismos colores que el usado por los chicos. El nombre de la academia ya era de por si rimbombante: Centro de Estudios Nacionales de Ingeniería y Ciencia. Su dueño, Juan, era un farsante y un vividor de tomo y lomo, que un buen día desapareció y abandonó a todos, profesores y alumnos, que se quedaron los pobres como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. 


Aquella vorágine  de chicos y chicas, incluso profesores como el recordado catedrático de química del instituto femenino, Gabriel Plata Astray, que buscaban ligar y divertirse, llenaron durante varios años la conocida calle donde se asentaron locales tan recordados como el Wimpi, Manhattan de Rubine, Tiffanys, Pepe´s, los cercanos Guaraní y Richards, así como la boites Hollywood (más tarde Rubi 28), Diana y Chef Don Quien. Y por supuesto la pastelería de Maruchi un estrambótico personaje de aquella Coruña ya pretérita. 

L
Calle de San Andrés
as calles Real y San Andrés con su magnífico comercio y sus rótulos de neón. En esa calle se había perpetrado un año antes uno de los crímenes urbanísticos más deleznables de la historia de la ciudad. El derribo del edificio de la caja de Ahorros de la Coruña con su torre del reloj que sería sustituido por uno impersonal y feísimo.

Desde siempre La Coruña se distinguió por tener entre sus vecinos personajes curiosos, populares y estrambóticos. 1970 no podía ser de otra manera y los nombres de Casal con su mona Casilda, Mustafá el lotero; Clemente, ya entrado en años, con su inseparable bicicleta; Yayo: El limpiabotas El Nin; Carlos el Bohemio con su taberna en la calle Orillamar y sus esperpénticos conjuros de queimada;  Pepe “el Marqués” gran cantante de copla, animador de verbenas y cabarets como el Marux en la calle Asturias o el Luxor en Perillo, donde la noche coruñesa tomaba tintes excitantes, sexis  y  muy subidos de tono.


Casal y su mona Casilda
Gerardiño con su sempiterno ·”usted siga bien”;  Maria Perriña pidiendo un tapacón; Siboney;  el relojero Luis Roque ; un jovencito Cañita Brava que con sus palillos amenizaba el paso de la lancha de Pepe “El Rubio” desde Las Jubias al arenal de Santa Cristina  o el ya elegante y maqueado Vicente El Perchas, terror de Rubine, eran algunos de aquellos seres que venían a recoger el testigo de los famosos Marcelino “El del cantón”, Manolita “la del Relleno” o Panchito “el negro de las Corbatas” que ya muy mayor vivía por aquellos  años en el Asilo de las Hermanitas de la calle de Adelaida Muro.

Los coruñeses eran muy amigos del paseo y los sábados y domingos, a la tarde, los Cantones y la calle Real se llenaban de familias, chicos y chicas que hacían durante horas el mismo recorrido para ver varias veces  a la niña o al niño de sus sueños. Y por supuesto merendar con las inimitables tortitas de la cafetería Linar.

Teatro Colón
Muy aficionados también eran al cine. En ese año la ciudad  tenía 16 salas de cine abiertas, entre las que destacaba el cine Equitativa, los dominios de otro inefable y entrañable coruñés, Ramón Chousa Penas. Desde luego en aquel entrañable cine de sesión continua- hoy convertido en las oficinas del registro civil- con butacas de terciopelo verde, raídas por el paso del tiempo, Ramón, era sin lugar a dudas “el amo”. 

Vendía entradas, acomodaba, limpiaba, barría, proyectaba películas, echaba a la calle a los alborotadores. Y los sé de buena mano pues a mí pandilla y    si nos puso de patitas en la calle más de cien veces no nos echó ninguna. 


El popular Ramón Chousa acomodador del
Cine Equitativa.
Era duro pero enseguida se le ablandaba el corazón. Le llorabas un poco en la puerta y te volvía a dejar entrar en la sala, pero eso sí, con toda la panda separada.

Otro de los  desvelos de Chousa era su Deportivo del alma. Acudía Riazor provisto de un cornetín de órdenes que desgranaba toques de “al ataque” cada vez que el equipo blanquiazul necesitaba del apoyo de su afición.

En  el puerto de La Coruña principal motor de la vida económica coruñesas se descargaban aquel año 96.000 toneladas de pescado fresco, convirtiendo a nuestro puerto en uno de los más importantes del mundo en ese apartado. Finalizaban las obras de unión de los muelles de Linares Rivas y Santa Lucía.

Paquito Pamela.El rey del carnaval
coruñés.
Con la llegada del carnaval Paco Sangermán más conocido como Pamela, durante largo tiempo camarero del bar Canosa, ubicado en el auténtico puro y duro barrio chino  en la calle de Tabares, se convertía un año más en  el genuino rey del carnaval coruñés. Cuando casi nadie se disfrazaba, Paquito con sus vestidos de mujer tocado de una gran pamela causó furor en la ciudad. Acompañado de su inseparable compañero de baile y cante, Julito, otro excepcional personaje, recorrían de arriba abajo la calle de la Torre hasta que la presencia de la Policía Armada les hacía desistir de su chacota festiva.

El Portahelicopteros Dédalo en el puerto de
la coruña
La presencia en nuestro puerto del  enorme Portahelicópteros de la Armada Española Dédalo, que junto a otras unidades hispanas y francesas finalizaban el ejercicio conjunto Finisterre VIII en el que participaron dieciocho buques de ambas nacionalidades, llenando de colorido las calles de La Coruña con más de mil seiscientos jefes, oficiales y marinería.

Se inauguraba el ambulatorio de la calle Comandante Fontanes. Se presentaba el proyecto de la ciudad sanitaria de las Jubias. Igualmente se firmaba la construcción de la casa del Mar. 


Horrible aparcamiento en la Plaza de Pontevedra.
Se abría al tráfico la calle Nicaragua y se aprobaba la reordenación del barrio del Ventorrillo y se inauguraban los nuevos alumbrados de la Plaza de Vigo y Coraza del Orzán.

Un horrible “bunker” a modo de aparcamiento subterráneo se alzaba en la anteriormente bellísima Plaza de Pontevedra con el consiguiente enfado de innumerables vecinos.

El Real club Deportivo, después de dos temporadas en primera división, volvía a la división de plata al descender junto al Mallorca y Pontevedra. 25 puntos tuvieron la culpa. 


El Real Club Deportivo descendía a segunda división
El presidente Antonio González prometía regresar de inmediato a la primera división, algo que cumpliría al año siguiente con un recordado gol de Beci en el último encuentro de liga jugado en Riazor contra el Rayo Vallecano. También lo había descendido el Bosco después de competir en la máxima  categoría del baloncesto español la temporada anterior.

Con la llegada del verano la playa de Riazor se convertía la sala de estar de innumerables coruñeses que sin distinción de edad o sexo se bronceaban en sus finas arenas o se chapuzaban en sus azules aguas. Riazor es sin duda  uno de los pilares donde se sustentaba y sustenta la hospitalidad coruñesa. 
Playa de Riazor  y Playa club

Pero la playa de Riazor no se entendería del todo sobre todo desde los años cincuenta del siglo pasado, sin el Playa club. Ya el  ayuntamiento presidido por Alfonso Molina quiso da,  en la década de los cincuenta, un enorme impulso a nuestros arenales de cara al turismo que ya emergía en nuestra Nación. Por ello autorizó una concesión de hotelería y que recayó en el conocido empresario coruñés Nonito Pereira Souto y su familia. Primero con una simple terraza dotada de barra que se convertiría con el paso de los años  en un importante complejo de cafetería, restaurante y discoteca.

Playa Club.
Al frente del negocio Nonito puso a su hijo Tomás, una persona dotada de una sensibilidad especial. Tomás, excelente pintor, fue un pionero en muchos aspectos. El complejo  Playa club fue un modelo de actividades. En él  tuvieron cabida desde un magnifico restaurante con sus acristalados salones con unas incomparables vistas al atlántico, a una alegre cafetería que ofreció música en directo, funciones de café-teatro, exposiciones pictóricas y un sin fin de actividades. Y qué decir de la legendaria discoteca con su otro hijo, Nonito de disc-jockey, en la cual bailaron y bailan miles y miles de coruñeses y forasteros. Incluso Tomás, adelantándose a los tiempos, inauguró un pequeño acuario, donde se podían admirar todo tipo de crustáceos y donde sobresalían la foca Jundiña y el pingüino Pipo que habían sido traídos a La Coruña por sendas embarcaciones que los recogieron en alta mar. Daba igualmente servicio de duchas y casetas para los bañistas en temporada estival.

Caballitos en el Relleno
Entraba en funcionamiento en los jardines del Relleno el parque infantil de tráfico con aquellos curiosos caballitos que hicieron durante años las delicias de miles de niños coruñeses y foráneos. La Coruña se incorporaba de forma definitiva al circuito estable de Festivales de España.

María José Freire Amador era coronada en el patio de armas del Castillo de San Antón como Reina de la Fiestas de la Coruña por el alcalde la ciudad José Pérez-Ardá  en la noche del día 15 de julio.

Banderas de España en las calles de la Coruña
La llegada del veraniego mes de agosto  hizo de la Coruña el centro oficial de la Nación. Las calles del centro, en especial Estrella, Olmos, Galera, Franja, Real  y a la noche la zona de los Porches en la Avenida de la Marina, eran un abigarrado ir y venir de gentes de todo tipo y condición. 

La Coruña lució esplendorosa con una magnifica iluminación de sus jardines.


Escolta Motorizada del Jefe del Estado
Calles engalanadas con banderas nacionales, hoteles, hostales, pensiones, restaurantes, bares a rebosar, un sin fin de ministros, subsecretarios, directores generales, miembros del regimiento de la Guardia  personal de su Excelencia el Jefe del Estado, además de determinados personajes que venían a solicitar o demandar de los poderes gubernamentales, algún favor o prebenda. 

También ya paseaba por nuestras calles,  Don Nicanor tocando el tambor.
Los veranos coruñeses de aquellos años sesenta- setenta no podrían entenderse sin la presencia del aquel personaje, vendedor de aquel muñeco, un hombre ya entrado en años, menudo y con gafas, que vivía en Madrid y tocaba unas afinadas melodías que no se correspondían en nada cuando después de comprar el susodicho muñeco pretendías hacer lo mismo. 

Como no sabías tocarlo te quedabas con el chasco.  Las lenguas de doble filo dijeron de él que era un confidente de la policía y que tan sólo venía a La Coruña en la época en la que el jefe del Estado, Generalísimo Franco, pasaba sus vacaciones en Meirás para espiar, algo que resultó ser una leyenda urbana como un castillo.

El Generalísimo Franco recibía en Meirás a los
Príncipes de España.
Aquel año la estancia veraniega del Jefe del Estado Generalísimo Franco  en las Torres de  Meirás fue la más larga que se recordaba. 

Presidio un consejo de ministros, recibió a los Príncipes de España y a sus hijos en las incomparables Torres de Meirás, su residencia veraniega;  jugó al golf en el club de la Zapateira y asistió a las tradicionales regatas de traineras, balandros, lanchas fuerabordas -donde los recordados Pirulo Iglesias y Papillón Pardo de Andrade obtuvieron magníficos resultados- y presidió la anual cena de gala que en su honor ofreció el Ayuntamiento de La Coruña en el palacio Municipal. 

En plenas fiestas de María Pita, el alcalde Pérez Ardá renovó, como era tradición, el anual voto a la Santísima Virgen del Rosario Patrona de la ciudad. 


Función del Voto a la Virgen del Rosario. Alcalde
y Corporación Municipal
Festivales de España, Noches de la Ciudad Vieja, ópera, zarzuela, día de la Muñeira, verbenas, actuaciones de solistas como María Dolores Pradera o conjuntos como los Módulos, fuegos artificiales y otras manifestaciones artísticas y culturales de gran nivel compusieron el programa de festejos coruñeses.

Ese verano la ciudad sufría unas importantes restricciones de agua lo que hacía al primer Teniente de Alcalde José Manuel Liaño el dar a conocer un proyecto en el que trabajaba y que cristalizaría unos años más tarde, logrando para siempre paliar las deficiencias del servicio de agua en la Coruña: la gran presa de Cecebre.

Se inauguraba el palacio de Deportes
El Generalísimo Franco inauguraba un moderno Palacio de los Deportes. El nuevo recinto deportivo había comenzado a construirse en noviembre de 1968 y  para ello, la gran portada de estilo alemán que presidía la gran explanada de Riazor, aquella larga fachada de columnas y arcos del Estadio Municipal de Riazor, saltaba por los aires víctima de diversas cargas de dinamita. 

La inauguración del palacio se hizo efectiva con la  disputa de un encuentro de hockey sobre patines entre la selección española y un combinado mundial. Con todo el palacio puesto en pie, el alcalde Pérez-Ardá, hizo entrega a Franco de la medalla de oro conmemorativa del acontecimiento. 


Cartel Inauguración Palacio de los Deportes.
El delegado Nacional, Juan Antonio Samarach pronunció unas palabras donde anunció que la delegación nacional de Deportes había concedido al ayuntamiento de La Coruña, la placa de plata al mérito deportivo. Pidió al Caudillo que se la entregase de seguido al alcalde coruñés. Finalizados estos actos dio comienzo la exhibición de patinaje artístico llevada a cabo por dos parejas española y británica y por la campeona de España, Asunción Villagrá 

Terminada la exhibición de patinaje dio comienzo el encuentro de hockey sobre patines. España fue justa vencedora por cuatro tantos a dos con goles de Vila (2), Vilallonga y Ramón Nogué por los dos de Julio Rendeiro y Cristiano Pereira para el combinado mundial.

Cena de  Gala en el palacio Municipal en honor del Jefe del
Estado Francisco Franco. 
A pesar de tener ya una importante parte de los tendidos derruida, ese año aún se utilizaron los corrales de la plaza de toros de la avenida de Finisterre. 

En ellos se pudieron ver los novillos que se torearían a primeros de agosto de ese año en una plaza portátil situada en el barrio de los Mallos. 

Ahí entre otros toreó el que luego será gran figura del toreo y tristemente desaparecido, el salmantino Julio Robles que cortaría siete orejas y un rabo.

Ferencvaros de Budapest se llevaba el Teresa Herrera
El prestigioso trofeo Teresa Herrera cumplía sus bodas de plata y  viajaba hacia Hungría de la mano del Ferencvaros de Budapest que derrotaba por penaltis al San Lorenzo de Almagro, después de finalizar el encuentro con empate a cero. Era la primera vez que un equipo levantaba la monumental Torre de Hércules de Plata que sustituía a los anteriores diseños, todos distintos desde 1945 a 1969, realizados por el recordado y fallecido, precisamente en 1969, Rafael Barrios Merino.  

En ese año debido a unas obras que se acometían en el estadio de Riazor y para no interferir en las celebraciones de las bodas de plata que cumplía el trofeo Teresa Herrera, el trofeo Conde de FENOSA no se celebró.

Circo Price en la Coruña
El ayuntamiento entregaba el título de hijo predilecto de la ciudad al académico Joaquín Calvo Sotelo, la del título de hijo predilecto de la provincia al ex director de la vivienda Enrique Salgado Torres y de hijo adoptivo de la provincia al ministro Laureano López Rodó algo que de forma innoble y mezquina ha retirado hace unos días parte de la actual corporación. De verdad que tienen obsesión enfermiza con los muertos.

Circuito Urbano de Riazor.
Se presentaba en nuestra ciudad el gran Circo Price con las actuaciones estelares de la extraordinaria trapecista canaria Pinito del Oro y la actriz catalán reina de la risa Mary Santpere.  

Conocidos personajes como el cantante Julio Iglesias o el jugador de fútbol coruñés Luis Suarez pasaban unos días en la ciudad.  Los simpatiquísimos Zori y Santos estrenaban en el Rosalía Castro “Esto tiene truco”. Actuaba con gran éxito de público en el palacio de los Deportes el ballet Rumano Ciorcilia. En el teatro Colón actuaba a teatro lleno el ballet Gallego de Rey de Viana. El circuito urbano de Riazor era mudo testigo de los grandes premios de motociclismo y automovilismo Ciudad de la Coruña.

Campamento Nacional Francisco Franco de Gandarío de la
Organización Juvenil Española
La Organización Juvenil Española celebraba en el campamento Nacional de Gandarío diversos turnos veraniegos de flechas, arqueros y cadetes. Precisamente el delegado Nacional de la Juventud Eugenio López y López, Genín era homenajeado por la hermandad coruñesa de Sargentos Provisionales.

Animadas tertulias, partidas de cartas y dominó tenían lugar en los cafés y sociedades por excelencia; El Galicia y su bar Americano El Dos, Cantón Bar, Asturias, Alcázar, Unión, Molino, Hércules, Marfil. Chipén, Rosalía y la Barra o  el Círculo de Artesanos la Hípica, el Náutico y el Casino, que ese año tenía sus locales de forma provisional en el edificio del Teatro Colon mientras el  solar donde habían estado el hotel Palas y el propio Casino de la Coruña esperaba el momento de la  construcción de ambos y modernos edificios.

En una concurrida cena de gala que presidieron los marqueses de Villaverde a beneficio de la asociación española de la lucha contra el cáncer tuvo lugar la actuación extraordinaria de La Polaca.

En septiembre con motivo del cincuenta aniversario de la Fundación de la Legión Española, tenía lugar una brillante ceremonia de inauguración en la plaza que llevaba su nombre de una estatua dedicada al héroe coruñés José Millán Astray fundador de tan laureado cuerpo. 

El alcalde Pérez-Ardá, el Capitán General y el General Subinspector de la Legión Antonio Macíá Serrano  depositaron una corona de laurel al pie del monumento. Mientras todos los presentes entonaron el Himno de la Legión.

Inauguración de la Estatua de José Millán Astray con motivo
del 50 aniversario de la Fundación de la Legión Española
El Capitán General acompañado del Alcalde y del General Subinspector, subieron a un podio desde donde presenciaron el desfile de las tropas cuya marcha fue abierta por los gastadores de la Legión con su mascota, un cordero ataviado con un gorrillo legionario.

A las dos y media de la tarde en la residencia de Miguel Servet, hoy cuartel de la Policía Municipal, se sirvió un almuerzo ofrecido por el alcalde y su corporación. Presidió el Capitán General García Machiñena y con él el presidente de la audiencia territorial que ostentaba la representación del gobernador civil; primeras autoridades coruñesas; el general Subinspector Maciá Serrano y los coroneles del Tercio Gran Capitán con sede en Melilla, Antonio Pascual Galmés y del Tercio Sahariano Alejandro de Farnesio con base en Villa Cisneros, el recordado coruñés Gerardo Mariñas Romero, así como otros mandos legionarios.

Desfile Legionario en la plaza de Millán Astray
A los postres el General Maciá nombró legionarios de honor al Alcalde José Pérez-Ardá, al teniente de Alcalde, Secundino Álvarez Tomé y al escultor Xoan Piñeiro autor de la obra.
Se bendecía en nuestra ciudad el buque oceanográfico “Cornide de Sasvedra”. La Iglesia luchaba contra la falta de medios económicos para dotar a la ciudad de más templos parroquiales ante el creciente número de católicos practicantes.

El banco de La Coruña entidad querida y apreciada por numerosos coruñeses, era absorbido por el banco de Bilbao.

Estudio Abierto era uno de los programas de televisión
favoritos de los coruñeses.
Estudio abierto de José María Íñigo e Ironside protagonizada por Raimond Burr eran los programas favoritos de los coruñeses. Los coruñeses se declaraban partidarios de ver la televisión y como programas favoritos se decantaban por “Las diez de últimas” con José Luis Pecker, “Estudio Abierto” de José María Iñigo, las series norteamericanas “Ironside” y “Mannix” y los programa históricos y divulgativos “España siglo XX” y “Por Tierra, mar y Aire” presentados por Ricardo Fernández de la Torre y Jacinto Losada. 

Himno a la alegría de Miguel Ríos; Un rayo de sol de Los Diablos, Puente sobre aguas turbulentas de Simón y Garfunkel, Gwendolyne de julio Iglesias, Venus de Shocking Blue;  Te quiero, te quiero de Nino Bravo.


Corpiño Xeitoso de Andrés Do Barro.
Quiero abrazarte tanto de Víctor Manuel; Corpiño Xeitoso de Andrés Do Barro, Na veiriña do  mar de María Ostiz; Yellow River de Christie; el baúl de los Recuerdos de Karina e In the  Summertime de Mungo Jerry eran las melodías preferidas de los coruñeses ese año.

El  mes de octubre de aquel año sería trágico para nuestra ciudad. El cuatro de octubre, al pie de la Torre de Hércules se hundía el pesquero “la Isla” que llevaba a bordo a quince tripulantes y venía  de faenar en el Gran Sol. Desgraciadamente todos menos uno, Ramón Seoane Martínez, segundo maquinista, perdieron la vida en tan aciaga noche. A pesar de la gran falta de medios para hacer frente a este tipo de situaciones, siete barcos y una avioneta participaron en las labores de rescate. 


Hundimiento al pie  de la Torre de Hércules del
pesquero la Isla.
A partir de aquella desdichada jornada las autoridades a expensas del coruñés Paco Dotras Lamberti, crearon la base marítima de la Cruz Roja del Mar en nuestra ciudad. Veteranos coruñeses todavía recuerdan hoy, sobre todos los que vivían en la zona de las Lagoas, los gritos desesperados de los tripulantes de aquel pesquero. Toda la tripulación estaba despierta cuando sobrevino el siniestro. Nadie se pudo explicar cómo el patrón llevó al pesquero hasta la zona de la Pedra do Boi, a unos cien metros de la Torre de Hércules donde se hundió, pues aún que en aquellos momentos la mar era muy fuerte, la visibilidad era buena.

A finales de ese mismo mes encallaba en la playa de Bastiagueiro el carguero de bandera sudanesa Erkowit. El Erkowit navegaba frente a la Costa da Morte cuando fue abordado, al parecer a causa de la intensa niebla y la escasa visibilidad, por otro carguero, el alemán Dortmund. Del choque, el buque sudanés fue el más perjudicado.  Un remolcador condujo al carguero desde el lugar del abordaje a la ensenada que forman la Punta Fiaiteira y la punta Porto Cobo en Santa Cruz-Oleiros, en el interior de la Ría de La Coruña y frente a la playa de Bastiagueiro. 


Hundimiento del Erkowit enfrente a  la playa de
Bastiagueiro
Allí quedó varado el buque. Se intentaron taponar las varias vías de agua que tenía en el casco, sobre todo en su costado de estribor, pero el mal tiempo complicó la operación. Uno de los buceadores de la Armada que se afanaba en la reparación falleció durante los trabajos. Finalmente, y a las pocas horas, el barco se hundió, con todo lo que transportaba en sus bodegas: 10 toneladas de pesticidas altamente tóxicos, contenidos en bidones, que se esparcieron rápidamente por las aguas de la ría. Al igual que vehículos, cepillos de dientes, cartones de tabaco, galletas danesas, quesos de bola holandeses, objetos de limpieza y perfumería y unos grandes botes de leche condensada. Hubo incluso algún vecino del barrio de los Castros y alrededores que confundió los botes de leche condensada con pintura blanca y no se le ocurrió otra cosa que pintar la fachada de su casa con semejante líquido. Como pueden imaginar la cantidad de moscas que se quedaron pegadas en la fachada fue para no contarlo.

Unos desconocidos se llevaban 133000 pesetas de la planta de Coca Cola después de amenazar al vigilante con una pistola. Un mes después eran detenidos en Palma de Mallorca.

Fallecían el escultor José Juan, los pintores María Corredoira y José Seijo Rubio, el director del conservatorio el violinista Horacio Rodríguez Nache, el general de división medalla militar individual y gran benefactor de la cocina económica José Mosquera Palleiro, el conde de Priegue, la pedagoga María Barbeito y en Madrid la marquesa de Cavalcanti Doña Blanca Quiroga y Pardo Bazán viuda del héroe de Taxdir General Cavalcanti y última descendiente de Doña Emilia Pardo Bazán. Juan Chas propietario del bar O Lionardo en la calle de Fernández Latorre. Juanito que era un gran amante del fútbol fue hasta su muerte en ese 1970 el embajador por excelencia en la ciudad del Atlhetic club de Bilbao. Siempre que el club de San Mamés disputó partidos en Riazor, tanto directivos como jugadores visitaron a su gran seguidor y amigo. Por su significativo bar pasaron desde escritores a artistas y era lugar de reunión de otros variopintos personajes coruñeses como los pintores Urbano Lugrís y Villar Chao.

Todo aquello y algo más, sucedía en una ciudad que se ensanchaba y crecía vertiginosamente. 


Inicio de la calle de Fernando Macias con el edificio de
FENOSA y la plaza de toros derruida
En una de las calles del ensanche, la de Fernando Macías  en la actualidad, una de las de más vitales de la ciudad debido a su de elevado movimiento, tanto de peatones como de vehículos, iba a suceder algo que cambiaría para siempre la historia de las Hogueras de San Juan de La Coruña. 

La calle tranquila a cuyo inicio a la izquierda se hallaba el solar donde había estado la compañía Electra coruñesa con su gran chimenea y en el cual se estaban terminando dos modernos edificios que junto con el nuevo de FENOSA a la derecha, eran como dos guardianes de una placentera calle, que tenía,  al lado de su inicio, la recordada plaza de toros con sus puertas cerradas para siempre desde octubre de 1967. 


Plaza del Maestro Mateo
La plaza del Maestro Mateo, que era de tierra, tenía un cierre de piedra elevado que le daba aspecto de jaula. Era uno de los lugares preferidos para nuestros juegos. Siempre recordaré aquellos columpios  oxidados y el tobogán que solo era el esqueleto, pues la plancha por la que debían de deslizarse los niños, había desaparecido.

Mi recordada pandilla de amigos, por aquel tiempo,  los chavales más pequeños de Fernando Macías y calles cercanas, asistimos con inusitada expectación al giro que en ese año le iban a dar los mayores, es decir Cheche, auténtico motor de aquella pandilla de amigos conformada por Barcala, Vallo, Ramíl, Pepe Tomé, Miguel Fernández y compañía, al devenir de las hogueras que desde 1962 veníamos organizando y plantando en la calle de Calvo Sotelo, delante del Hogar de Santa Margarita en la noche del 23 al 24 de junio en honor a San Juan Bautista. 

Calle de Calvo Sotelo y Colegio de la Compañía de María.
¡Aquellos primeros amores!
En ese año, casi todos ellos estaban más cerca de los veinte años que de los quince. Salían ya ennoviados con chicas a las que no les seducía en absoluto la idea de que sus apuestos acompañantes, que les habían robado el corazón, se dedicasen todavía a robar madera o a dirigir los robos, para hacer la  hoguera dedicada a San Juan. Las posturas eran encontradas. Unos, la mayoría de los chicos,  decididos partidarios de seguir con las hogueras, otros, sobre todo ellas, partidarias de que olvidaran todo aquello, pues ya estaban en una edad en la que se debían de superar todas aquellas niñerías.

Plaza de Portugal.
Cheche, líder indiscutible desde 1962 de aquella hoguera de los chavales y niños de Fernando Macías, ideó un plan de acción. Dicen que la mejor defensa es un buen ataque y ni corto ni perezoso, pensó aquello de “si no puedes vencerles, únete a ellos”. En este caso, ellas. Que mejor antídoto pues para la reacias chicas,  que la de coronar a una de ellas, como personaje central de la trama sanjuanera. 

Es así como aparece la figura de la Meiga Mayor. No puedo precisar a quien se le ocurrió el nombre  de Meiga Mayor. Fuera quien fuese acertó de pleno con el título que así también se distinguía en su nomenclatura de la Reina de las Fiestas de La Coruña que por aquellas calendas estaba en su total plenitud y apogeo.

Estrella Pardo I Meiga Mayor
En breves días iniciaron los trámites para hacer realidad el nuevo proyecto. A nosotros, a los pequeños, se nos dijo que todo iba a ser igual pero distinto. Tendríamos que continuar robando y pidiendo madera, además de seguir llamando a todas las puertas del barrio para solicitar el apoyo económico de los vecinos y comerciantes, pero la organización la llevaría a efecto una comisión con su correspondiente directiva. Se realizarían presupuestos de gastos e ingresos, Se pedirían los pertinentes permisos, entre ellos el de la junta de nuestro distrito presidida por el recordado Chelín Berea que desde el principio apostó decididamente por la comisión organizadora. Es decir, se daría carácter serio y oficial, a través del  Ayuntamiento y su corporación municipal, a aquella hoguera de nuestro barrio.

Se nombró pues  a la I Meiga Mayor, designación que recayó en Estrella Pardo Castiñeiras, una chica de la pandilla de Cheche y sus amigos. La mayoría de nosotros conocíamos a Estrella. Personalmente, hasta su triste desaparición en agosto de 2013, gocé  de una gran  amistad y cariño con la buena de Estrella.

De cualquier forma, mi pandilla, entre los que destacaban Monchito Ceide, Jorge Martínez Cancelo, Jaime Martínez, Beibo, Toñito Osende, José María, Nacho y Tito Iglesias Negreira, Ramiro y José González Sierra, Luis Pousada “Sertucha”, Joe Romero, Linocho Arias entre otros,  seguiríamos a lo nuestro, haciendo acopio de madera, vigilando el solar de Fernando Macías, donde la guardábamos para que no nos la robaran y pidiendo donativos por las casas.

Octavilla Hogueras 1970
Casa por casa, puerta por puerta por todas las calles del contorno abusando de la generosidad del vecindario, para que una palabra, soltasen unas pesetillas con que hacer frente a los gastos de compra de tracas, petardos y globos de papel que servirían como complemento a la hoguera que habríamos de plantar y quemar. Recuerdo que llevábamos con nosotros unas octavillas en las que se anunciaba la gran hoguera que se quemaría el 24 de junio a las doce de la noche.

En unas casas, éramos muy bien recibidos. Vecinos como el señor Ron, nos daba cien pesetas, que era una pasta. Otros  cincuenta, veinticinco, un duro o una peseta. Pero también había algunos que no querían saber absolutamente nada del tema y nos daban con la puerta en las narices de malos modos. Véase  Celedonio, un viejo bellaco que vivía en torre Coruña y que subía por las paredes cada vez que le llamábamos a la puerta, que eran muchas, solo con el único afán de molestarlo. Al final lo único que lograba es que le tomásemos  de “coña” con los cual sus cabreos resultaban inimaginables.

Se habían cumplido las dos fases, pero quedaba otra, esta por supuesto más espontánea y de cosecha propia ¡El cachondeo!

Fernando el barrendero mas conocido
como el lanchas. Caricatura Jorge Blanco Cortés,
En esta fase no quedaba títere con cabeza. Lo mismo le cogíamos prestado el carrito de la basura a Fernando, el barrendero, más conocido como “mis pelos” “lanchas” o “Bartolo”, que nos íbamos a reír del Padre Montero, un bendito Franciscano, que era un auténtico palizas cuando se empeñaba en darnos doctas lecciones acerca del origen de nuestros apellidos. O nos acercábamos a la droguería El Express del Sr. Castro para lanzarle dentro de su curiosa tienda, una ristra de petardos. El bueno de Pepe Castro, una vez pasado el susto, nos decía con voz aterciopelada y meliflua: “Sois criminales”. “Media Orella”, el patrón de los futbolines de la calle de Pondal, que no salía de su asombro cuando le volteábamos un futbolín. ¡Menudas broncas en el establecimiento! O nos íbamos a chotear de Vicente Fojón, el dueño de la Vinícola Manzanara de la calle de Alfredo Vicente y de sus sempiternos ayudantes, Pepe y Manolo, que conocíamos con el sobrenombre de los hermanos Kubalita, por su gran parecido con el gran Ladislao Kubala.

Las llamadas por teléfono a determinadas peluquerías de señoras de la ciudad simulando concursos inexistentes avalados por firmas de productos muy conocidos. Qué manera de engatusar a las pobres peluqueras con preguntas y más preguntas. Ellas se lo creían todo y quedaban felices en la certeza de que les había tocado un viaje a Canarias, a Mallorca o un lote de productos de belleza. Otras simpáticas llamadas tenían como objeto que el empleado de Pepe Castro el del Express, trasladase en su pesado carretillo numerosos pedidos imaginarios a domicilios o sociedades. Recuerdo cuando en nombre del Casino de La Coruña le pedimos cincuenta pares de alpargatas. Fue el muchacho al Casino y regresó como no podía ser de otra forma con toda la carga. Inmediatamente después volvimos a marcar el número de teléfono del exprés quejándonos de la tardanza del pedido. El pobre Pepe Castro no salía de su asombro y el bueno del empleado otra vez con su carretillo hacia el Casino y otra vez en el Casino lo echaron con cajas destempladas diciéndole que ellos no habían solicitado ningún pedido. Alguien de nuestra pandilla dijo que aquello era una canallada, en hacer ir de la ceca a la Meca al pobre del operario. Se cambió entonces esa tipo de bromas por el envío de varios  vehículos de transporte, -los famosos motocarros-, taxis o un camión de mudanzas a la dirección de algún amigo. Pobre Gabino, nunca supo que habíamos sido  nosotros.

Colegio Academia Galicia.
El Cura pelotas, Machaco, Gumersindo Rey, Luis Seoane, ¡qué gran persona!, Miguel González Garcés, Jesús Yebra, cariñosamente conocido como Cua-Cua, todos ellos profesores de la Academia Galicia. Benigno “El Paruano”; Caamaño, el del Vespa Club; Ángel el de Paderne, otro bellaco que se ahorcó sin podernos dar una paliza a Vallo y a mí ¡mira que nos odiaba!; Manolo el del Pincho; su hermano Antonio, que agarraba unos tremendos “mosqueos” cuando se encerraba en la cocina del bar a preparar las raciones de pulpo y una mano misteriosa y anónima, por supuesto de la pandilla, le colocaba un cartel en la puerta con una leyenda, “Peligro: Laboratorio”. Angelita, esposa de Manolo, que venía a hacer los callos y tan pronto ponía el puchero en el fuego, Ramil desde la barra, le lanzaba un palillero de plástico que siempre convertía en canasta, con el consabido pitorreo que se elevaba a carcajadas, cuando Angelita metía el cucharón para preparar una tapa, saliendo de la gran pota, unos cuantos  palilleros de diferentes colores.

La vieja Amadora, que tenía un bajito en el callejón de Pérez Cepeda, donde vendía toda clase de golosinas. Las niñas de la compañía de María, ¡qué recuerdos de los primeros amores!

La cueva del Murciélago, un pintoresco bar de tipo existencialista que estaba situado en un sótano de la calle de Rey Abdullah, donde actuaban el bueno de Willy Iglesias con su violín y Guillermo Alemany con su piano, Lamentablemente unos años después derivó en barra americana. En la pared de bajada de las escaleras tenía pintado un gran murciélago con boca y ojos. Si entrabas por el portal de la casa de al lado  podías situarte en los ojos sin que te vieran y observar tú a quien bajase. Que cachondeo cuando entraba un cliente y una voz anónima le decía: “A dónde vas golfo” con el consabido susto del paisano.

Ese mes de junio la prensa de la época, en especial el periodista de la Voz de Galicia, el recordado Constantino Armesto, atendió con mucho cariño a los jóvenes que le visitaron para contarle sus proyectos. En su columna, Armesto entre otras cosas decía: “Se presentaron en la redacción, dos muchachos con no más de dieciséis años, pero ya convertidos en flamantes empresarios de festejos con relación a la calle que habitan. Somos fulanito y menganito. Vivimos en la calle de Fernando Macías y representamos a un grupo de chicos y chicas, ellas, casi todas de la Compañía de María. Nos hemos propuesto realizar un festival al aire libre en la noche de San Juan. Encenderemos una hoguera en la plaza de Calvo Sotelo, cercana a nuestra calle. Ya contamos con el permiso municipal y del Gobierno Civil. Titulamos  el festejo como “Noite da Queimada (sic). Elevaremos un globo, habrá sesión de fuegos. El día 22 en el hotel Embajador, organizaremos un desfile de modelos y vamos a elegir a la Meiga Mayor, una chica guapísima y muy simpática. Se la vamos a traer para que usted la entreviste ¿si? Y además, si es tan amable, nos pone todo esto en el periódico, ¿puede ser?
Pues cualquiera se niega, muchachos. Que os arda bien la hoguera”.

Estrella Pardo y sus Meigas de Honor.
Durante varios días del mes de junio, la Voz de Galicia y el Ideal Gallego se hicieron eco de las actividades a desarrollar por la organización. Aparecieron fotografías de la Meiga Mayor, Estrella, acompañada por sus meigas de honor, Maka González, Puri Arias, Lourdes Castiñeiras y Ángeles Astray.

El ideal Gallego entrevistó a la flamante Meiga Mayor. Estrella dijo que La Coruña era un tanto anárquica en el tráfico, un poco sucita, pero única, algo que molestó sobremanera al alcalde de la ciudad José Perez Ardá.  Se declaraba partidaria de la minifalda y proclamaba que las hogueras tenían un presupuesto de 20.000 pesetas.

Hotel Embajador. En su parrilla se presentó la I Meiga
Mayor Estrella Pardo
El día 22 de junio, en la parrilla del hotel Embajador tuvo lugar la proclamación de la Meiga Mayor, que al día siguiente se realizaría en plena calle. Un nutrido grupo de guapas y estilosas chicas, realizaron un llamativo desfile de modelos, de conocidas boutiques y zapaterías coruñesas, que se prestaron gentilmente a colaborar en el evento. Recuerdo que  acompañé a mi recordada madre a presenciar el acto, pues debido, a mi edad aun no era miembro activo de la directiva, pero si el encargado de poner a trabajar a toda la prole de chavales de menos edad de la calle.

Terminado el desfile de modelos, Cuca Vasco, miembro de la directiva, que ejerció de presentadora, presentó a las cinco Meigas que entraron en el salón a los acordes de la marcha triunfal  de Aida, del brazo de los jóvenes  directivos y recibieron  regalos de la organización. A continuación se celebró un animado baile.

Calle de Alfredo Vicenti
Al día siguiente, martes 23, aun admirados por el recital de fútbol que había ofrecido el domingo anterior la selección brasileña, magistralmente dirigida por Pelé Brasil proclamándose campeón del mundo de fútbol disputado en Méjico al derrotar en la final a Italia por cuatro a  uno y que la pandilla había visto en el Vespa club, comprobamos que el  día que se levantó con nubes y claros con una temperatura de 23 grados y 16 de mínima. Ese día en que el Deportivo anunciaba el fichaje de Tejedor procedente del Real Zaragoza y se instauraba en todas las cafeterías y restaurantes de España, el menú del día y los platos combinados. Golpe de mano en el cine Riazor; Matrimonio 69 en el Colón, la compañía de revistas de Zori, Santos y Gogó Rojo en el Rosalía eran algunas de la películas y espectáculos que se proyectaron ese día, Televisión emitía esa noche  el Tesoro de Sierra madre con Humphrey Bogart. La Voz y el Ideal publicaban en sus páginas reportajes de las fiestas de San Juan en Carballo, la única de relieve que se celebraba en la provincia.  Esa mañana los pequeños empezamos a trasladar la madera desde el solar de Fernando Macías, donde la guardábamos, hasta la plaza de Calvo Sotelo. La madera se transportaba a mano o en carretillos que nos prestaban varios comerciantes de la zona, para que la devolviésemos al día siguiente, siempre y cuando, la carretilla en cuestión, no fuese objeto de discordia o enfado. “La llevas tu”: “No a ti te la prestaron”. “Pues yo no la devuelvo”.

Estrella Pardo I
Meiga Mayor
Hubo un año que aquello se  saldó de manera salomónica. Se oyó la voz, con ademanes displicentes, de Ramil, para decir: “No la queréis devolver, ¿arde?, pues echarla a la hoguera”. Dicho y hecho. Allí quedó el carretillo para ser pasto de las llamas. A la mañana siguiente solo quedaba el esqueleto, mondo y lirondo. La bronca que tuvo que aguantar Carlos Vallo del tendero, Constantino Trillo, a la sazón dueño del carretillo, fue de órdago a la grande. Al final todo se zanjó con el humor que nos caracterizaba y desde aquel día, para mencionar al tendero, le adheríamos la coletilla. “Constantino Trillo, transportes  a carretillo”.

En la acera del hogar de Santa Margarita, operarios de la empresa Mundus, contratados por la organización, se afanaban en levantar un escenario a base de tubos metálicos. Una vez terminado el montaje de la estructura, alguien  cayó en la cuenta que aquello no tenía piso firme, para poder situarse y realizar el acto de  proclamación de las Meigas. Se tuvo que improvisar una salida de emergencia que fue pedirle al constructor Manolo Longueira, que vivía enfrente de la Compañía de María y tenía su carpintería en el inicio de la avenida de Finisterre, lindando con la Plaza de Pontevedra, que nos prestase unas puertas de madera, muy finas por cierto, para que sirvieran de entarimado a la estructura metálica. Todo aquel entramado no se fue abajo porque estaba la mano providencial de San Juan que deseaba, como así fue, que todo saliese a pedir de boca. Era cómico ver a la gente caminar por aquel escenario de puntillas, como aquel que pisa huevos, con la incertidumbre de quien sería el primero en besar el suelo.

Fue sin duda una noche “movidita” e inolvidable que se arregló in extremis gracias  a la intervención del recordado Pepe Peña Bermúdez, concejal de nuestro ayuntamiento y a la gran osadía de nuestro presidente Cheché con un episodio surrealista acerca de la sesión de fuegos. 


Meiga Mayor y Meigas de Honor.
Gracias a aquel noble gesto de Pepe Peña, las hogueras se convirtieron en algo consustancial con La Coruña y han continuado hasta hoy, pues es fácil de imaginar que si no se hubiesen conseguido aquellos fuegos artificiales, anunciados de antemano, el fracaso en el primer año de vida organizativa, habría sido estrepitoso.

Para la decoración del escenario, se bajaron dos preciosos mantones de Manila, propiedad de la madre de Carlos Vallo y de mi recordada madre, María. José Luis Ramil ejerció como presentador de aquella primera noche sanjuanera. La proclamación se inició con la actuación del coro Aturuxo, al que el presentador, Ramil, bautizó con el extraño nombre de Artilugio y que no se vinieron abajo de aquel  escenario de fortuna, porque Dios no lo quiso.

Llego el momento de la imposición de las bandas. Estrella, vestía un traje negro y se tocaba la cabeza con un gorrillo de cartón puntiagudo, a modo de bruja. Mientras sus  Meigas de Honor iban ataviadas con el traje regional.

La I Meiga Mayor Estrella Pardo se apresta a encender la Hoguera
de San Juan 1970.
Se le impusieron las bandas y Estrella, acompañada por el presidente de la Comisión, Cheché,  se acercó hasta la hoguera,  ya en llamas, para arrojar a ella, un ramillete de cardos, los cuales, como dice la tradición, nos librarían de todo embrujamiento. Los fuegos artificiales llenaron de luz la noche coruñesa con una plaza de Calvo Sotelo totalmente a oscuras y abarrotada de un público deseoso de fiesta.

Hablando de la oscuridad de la plaza, sucedió una jocosa anécdota. Desde la megafonía, alquilada al efecto, para el buen desarrollo del acto, sobre las doce de la noche se dieron las primeras consignas, muy elegantes, y serias por cierto a modo y manera de las que se trasmitían en la plaza de María Pita todos los años cuando en agosto se celebraba la sesión de fuegos en honor del Jefe del Estado: “Electricistas de la plaza, procedan a apagar las luces”. El encargado de apagarlas era Pepe Tomé que con un palo bajaría el machete que encendía y apagaba el alumbrado público de la calle. En repetidas veces se oyó el ruego para que los electricistas procediesen al apagón, pero Pepe que debía de estar en Babia, no oía las sucesivas llamadas, hasta que, Cheche, muy cabreado por la tardanza, se acercó al micrófono y sin ningún tipo de remilgos dijo textualmente: “Pepe, coño, apaga las luces”. Dicho y hecho. La plaza quedó  a oscuras y pudo así iniciarse la quema de ruletas, la sesión de fuegos, la elevación del globo de papel, y el encendido de la traca final que prendió la hoguera.

La Meiga Mayor arroja los cardos a la Hoguera
El final de la quema dio paso a la verbena que constituyó un sonoro fracaso, debido a que la música se hallaba situada a la altura de un tercer piso, concretamente en la casa de Miguel Fernández, otro de los jóvenes directivos, y que vivía en la calle de Calvo Sotelo. Las pruebas que se realizaron las noches anteriores al 23 de junio, habían resultado todo un éxito. Con una calle completamente vacía, la música que salía de su ventana se escuchaba perfectamente. Pero con una plaza llena de gente el sonido era imperceptible. Algo tenía que fallar en aquella primera proclamación. Pero aquel fallo quedó sobradamente compensado cuando el telediario de TVE de las tres de la tarde, del día siguiente, se hacía eco de nuestra noche de San Juan coruñesa.

La Voz de Galicia reseñaba al día siguiente  en una pequeña columna lo que sigue:” Hubo lumeradas en muchos barrios coruñeses. Algunas de ellas como las organizadas por los vecinos, mejor chiquillos de Adelaida Muro, Ciudad  de Lugo, Eugenio Carré, González del Villar, Barcelona y Carmen tuvieron que ser sofocadas por los bomberos pues resultaban peligrosas. Tuvieron especial relieve las lumeradas que se hicieron en el colegio Santa María del Mar con motivo de la clausura del curso escolar y en la plaza de Calvo Sotelo, en donde la gente joven armó un verdadero programa festivo”.
  
Estrella Pardo I Meiga Mayor y Ana Astray, Puri Arias, Maka González
y Lourdes Castiñeiras, Meigas de Honor 
Entre mantones de Manila, tracas, globo, fuego y alegría, Estrella Pardo, acompañada por su cuatro Meigas de Honor, Lourdes, Maka, Purí y Ángeles, ante una numerosísima concurrencia que se había dado cita, eran proclamadas, -a la vera del Hogar de Santa Margarita, creación única de aquel sacerdote irrepetible llamado José Sardina-, como Meigas de las Hogueras de San Juan de Fernando Macías que capitaneaba Cheche Fernández Barallobre y que nacían como por arte de magia del tesón y voluntad de hierro de unos niños y niñas que aquella noche no eran conscientes del germen que estaban plantado y que iban a ver florecer en años posteriores el comprobar que  una hoguera de barrio, que ya venía alumbrado la noche de San Juan coruñesa desde 1962, iba a nacer, para consolidarse en años venideros, la fiesta por antonomasia de la ciudad de La Coruña; el pórtico del verano coruñés, declarada de interés turístico internacional, donde más de ciento cincuenta mil personas rinden culto al fuego y al buen Señor San Juan.

Ultima foto de Estrella Pardo I Meiga Mayor
junto a las Meigas Mayores de
1985. 2011, 2012 y 2013
Estrella –quien por cierto había recibido esa noche la visita inesperada de su padre que volvía de Venezuela-, ¿otro milagro de San Juan?,  iniciaba el camino que han seguido hasta la fecha, cincuenta chicas coruñesas.

La muerte de Estrella Pardo, primera Meiga Mayor de las Hogueras de San Juan, acaecida el 28 de agosto de 2013  fue sin duda un mazazo terrible al perder a una amiga entrañable y querida que había sido compañera de directiva e historia viva de nuestras Hogueras.

La figura de la Meiga Mayor es hoy por hoy, respetada, querida y admirada en La Coruña. Nada más y nada menos que 50 Meigas. De nuevo a la vuelta de la esquina, la cita anual con la noche de los grandes aconteceres está ya cerca. Ya huele a San Juan.  

Los arenales de Riazor-Orzán, serán mudos testigos de cómo más de ciento cincuenta mil almas consuman el ancestral rito del fuego, 


Noche de San Juan coruñesa
Y desde el cielo, Estrella, la buena de Estrella, la que inició el camino, se  asomará sonriente a esa  bellísima ensenada, sin infecta marea,  para acompañar, así lo deseamos y esperamos  a Emma y Ahinoa, Meiga Mayor y Meiga Mayor Infantil 2019, en la  mágica noche de su reinado sanjuanero.  

Y por ti querida Estrella, eterna amiga:

“Una plegaria a Dios elevaré como una lanza
Nos es acento de duda o de rencores
Que si llora en la voz nuestros dolores
Acompaña también nuestra esperanza”

Carlos Fernández Barallobre.