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miércoles, 1 de abril de 2015
1976. Juan Antonio Martínez Sevilla.
Pregón de Juan Antonio Martínez Sevilla. Hogueras
1976.
Extracto literal del Pregón de la Noche de San Juan de
1976, pronunciado por el escritor D. Juan Antonio Martínez Sevilla. La Comisión
promotora de las Hogueras de San Juan, nunca llegó a tener en su poder el texto
integro del mencionado pregón, pues el pregonero utilizó unas pequeñas fichas
para su disertación en el salón de actos del Colegio Compañía de María donde fue proclamada la noche del 23 de
junio de 1976 la Señorita Marisa López Pérez como séptima Meiga Mayor de las
Hogueras de San Juan. Se ha podido reconstruir un extracto de aquel pregón
gracias a la información literal salida en prensa así como algunas ideas
aportadas por el propio pregonero.
Juan Antonio Martínez Sevilla leyó el
pregón de la Noche de San Juan de 1976 donde resaltó de forma sobresaliente y
muy documentada la Noche de San Juan en Galicia, aludiendo “a la
morriña sentimiento propio en todos los seres
humanos. Sin embargo, para los gallegos es más que un simple sentimiento, es un
sello particular de identidad. La morriña de aquel gallego que un día —sin
desearlo—dejó su casa en la aldea, su
amada y verde campiña, y emprendió viaje hacia tierras desconocidas y no pocas
veces ingratas, donde permanece lejos de todo lo que ama, donde los años
transcurren en silencio cómplice con la tristeza, esa morriña llega a
convertirse en un sentimiento universal por excelencia que tan bien cantó
Rosalía de Castro y que desgarra el alma. Como esa morriña no hay otra igual y
hay que ser gallego y sobre todo emigrante para comprenderla a fondo. Y
como no en nuestra querida Galicia el
recuerdo a los muertos como supuesto de
una raza que por la circunstancia física que configuran y determinan la raíz
espiritual de nuestro pueblo. Es evidente que el pueblo gallego ha sido, tradicionalmente,
un pueblo muy inclinado a las supersticiones, quizá influido por la cultura
celta originaria. Una de las tradiciones gallegas más arraigadas es la creencia
en la Santa Compaña. Se trata de un grupo de “almas en pena”, espíritus de
difuntos que vagan durante la noche en los bosques gallegos. Son seres que han
dejado de existir pero que, una vez muertos, durante un largo periodo de
tiempo, se encuentran en la extraña situación de no pertenecer ni al mundo de
los vivos ni al de los muertos. Según la tradición, aquel que los mire puede
ser castigado de distintas maneras: obligándolo a incorporarse a la comitiva en
el último lugar de la fila para que el que va en primer lugar sea liberado,
pueden mostrarle su propio entierro o producirle la locura”.
Martínez Sevilla hizo referencia a las
bellas leyendas de la vasija con la
clara de huevo que adquiere formas durante la noche de San Juan y de la flor
del Cardo silvestre. “En esa noche,
prosiguió, “se llena un vaso de cristal con agua, posteriormente se toma la
clara de un huevo procurando que nada de la yema quede en ella, y se vierte en
el agua del vaso, se deja toda la noche y a la mañana siguiente se espera a ver
que forma tomó y
que representará el oficio del ser amado.
En Galicia por la víspera de San Juan mozos y mozas cogen flores de cardo
silvestre, le queman las estrías y ellas, las mozas, ponen tantas flores como
pretendientes tiene; mientras los mozos hace lo mismo poniendo el nombre de las
mozas que sientan por ellos alguna inclinación. Las mozas que no tienen
pretendientes, atan con cintas de colores, unos
papelitos con los nombres de las personas sobre las que sientan amor,
adjudicando a cada cardo el nombre de un posible amor, colocándolos luego todos
ellos debajo de la cama. El cardo que a
la mañana de San Juan florezca más lozano, indicará el nombre de la persona
cuyo amor es más seguro. “Señor Jesús de
mi vida/primo del Señor San Juan/ destos cardos que aquí pongo/ la flor ¿Cuál
será?/ Si mi novio me quisiere/ cubre su vara de flor/ y que florezca la mía/
si es que lo quisiere yo”.
“Pero sin lugar a
dudas es la verbena, la planta que más excelencia ha alcanzado en nuestra
tierra de España por el tiempo de San
Juan. Y es que el nombre de verbena aplicado a las fiestas nocturnas, proviene
de la costumbre que tenían las mozas casaderas de recoger esa planta en la
víspera de San Juan, creyendo que con ello conseguirían el amor deseado. “A quien coja la Verbena en la Noche de San
Juan/no le pica la culebra/ni bicho que le haga mal” “Ya no cogeré Verbena/la
mañana de San Juan/ pues mis amores se van”.
Nada tiene de extraño que de esa práctica de
recoger plantas en la madrugada de San Juan surgiesen amores pues los elementos
vegetación, amor y fiesta se complementan, pasando los vegetales a ser símbolos
amorosos y los amores símbolos de la hermosura de los vegetales.
La víspera de San Juan en casi todos los hogares de Galicia
se deja al sereno, en una vasija con agua, una porción de flores, rosas y
numerosas hierbas aromáticas. A la mañana siguiente se lavan todos en aquella
agua en medio de gran alegría y alborozo, sobre todos los niños, Dicha agua
tiene virtudes especiales para las erupciones cutáneas, dejando el cutis muy
lozano y para sanar enfermedades de la vista
También la costumbre todavía viva en muchos lugares de la
costa y ríos gallegos de bañarse a las doce en punto de la noche y dejarse
golpear nueve veces por las olas para curar padecimientos, preservarse de
enfermedades futuras y sobre todo quedar fértiles. Muy conocidas son los baños
de la playa pontevedresa de La Lanzada, realizados por mujeres, en el arenal
más cercano al Santuario, que han de recibir ese baño salutífero de nueve olas
para ganar fertilidad y alejar para siempre el meigallo o mal de ojo.
Las Hogueras de San Juan, son quizá el elemento más conocido de
esta noche, la más corta y mágica del año. Saltarlas es un
ritual imprescindible para recibir la purificación del fuego. Tres, siete o
nueve veces, según las diferentes tradiciones, lo importante es saltarla en
número impar, pasada la medianoche, y siempre acompañando el tránsito de un
grito purificador y una petición de protección al poder del fuego. “Salto por riba do lume de San Xoan para
que no me trabe nin cobra nin can”.
En algunos puntos de
Galicia dijo, las hogueras se hacen muy temprano y en la hoguera se echan
hierbas verdes recogidas el día anterior, que al quemarse producen un denso
humo. Cerca de esa hoguera pasará el ganado que ha sido sacado de la cuadras para que se impregne de ese humo con el cual curará el muermo y otras enfermedades.
Aun hoy se cree que
seres fantásticos como las Hadas, las doncellas y las damas, habitan en esta
Noche mágica en fuentes, bosques y ríos de nuestra Galicia. El pueblo ha visto
en la hadas la bondad y generosidad; en
las doncellas la justicia y la sabiduría y en las damas, al igual que en estas jóvenes
y bellas Meigas que hoy coronamos, la juventud y el amor, dejando la ruindad y
los achaques propios del tiempo a las brujas viejas”.
El amor triunfa en
esta noche de amor por excelencia. Ya la pluma de Lope de Vega en su comedia
“La Noche de San Juan” escribió:”Ay
noche que siempre en ti / libra amor sus esperanzas/ corre, que si no le
alcanzas/no queda remedio en mi/ Apresura el negro coche/donde las mías están/ ya
que fuiste de San Juan/que es la más pública noche”
Con la culminación del
ritual de la noche de las Hogueras por San Juan hemos conseguido que una vez más
el bien triunfe sobre el mal, que el lado oscuro del espejo quede
definitivamente sepultado por la esplendida mañana de San Juan. Y alborozados
por ello, dejemos que nuestra alma sea capaz de regalar la luz y los buenos
deseos que hemos conseguido echando al fuego todo lo negativo que nos rodea al
menos hasta la próxima noche de San Juan
Y quiero finalizar
este pregón de la noche de San Juan dedicado a Marisa López, Meiga Mayor y a su
corte de bellas damas con los versos del inigualable Alfredo Brañas que en su
obra A Vispora de San Xuan dejó escrito:
“Que noite tan hermosa. Xa os rapaces
Fixeron os montóns dainte das portas
Con garabullos,toxos e loureiros
Para escomenzar a troula
Alcéndese a fogueira con faiscas
Y o punto una tremenda labarada
Cinteleando chispas, salta e rube
E triscando se espalla
Viva, Viva… din todos a porfía
brincando por encima da fogueira
uns detrás dos outros sin ciudar qu’o lume
lles queimase a pernas.
Que noite mais hermosa
Quen pode esquencer de vello
Os seus tempos de rapás
Quen pode esquncera noite
A noitiña de San Xoan
Co seu sequito de bruxas
Fogueiras, baños de mar
Augas de rosas, parrandas
Toulas, bailes e inda mais
Si hasta vellos comos somos
Os fogos imos brincar”.
Muchas gracias y feliz
Noche de San Juan.
1975. Francisco Ramón de Ballesteros.
Extracto literal
del Pregón de la Noche de San Juan de 1975, pronunciado por el escritor
Francisco Ramón de Ballesteros. (La copia original se perdió en el derrumbe
sufrido en el local de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La
Coruña en abril de 2003)
Hoy como ayer (y Dios quiera que mañana), los pueblos que
todavía son observantes de la tradición sanjuanera, se disponen a celebrar el
primer solsticio de verano con un ceremonial revestido de poesía; de encanto;
de misterio y aún de ingenuidad puesto que en el fondo de la cuestión siguen
tolerando las creencias sobre el reinado nocturno de Fadas malas y buenas, de
“trasgos”, “fantasmas” y celosos “mouros que son guardianes de todos los
tesoros que se esconden en el seno de la tierra,.
Nuestra participación de estos aconteceres, aun sea ya muy
limitada, sin embargo tiene mucho de ilusionada, resultando además un poco
crédula, a pesar de que ya casi nadie se preocupa por la procedencia y
significación de las hogueras, salvo esta joven comisión coruñesa con Eugenio, su presidente, a la cabeza, ni
tampoco se valora la importancia que siempre se ha concedido al fuego, al agua
y a determinadas plantas y árboles que restañan la salud del cuerpo y del alma
siempre y cuando sean utilizados con la observancia de determinadas
formalidades.
LA
IMPORTANCIA DE LAS HOGUERAS.
El origen de las hogueras que habrán de arder esta noche
(de eminente carácter religioso y pagano), es atribuido a Fenicios y Celtas,
cosa que, por otra parte, llevaban a cabo por lo menos cuatro veces al año,
porque cada equinoccio (“verdaderos goznes sobre los que gira el año solar”)
suponía para ellos una manifestación divina.
Así que tanto las “xestas” (retamas), como los
chisporreantes “loureiros” (laureles) que ahora son quemados en honor a San
Juan el Bautista, nos hacen pensar como ardían antes en adoración de unas
deidades tales como Baal, Melcate, Bendin, Nereith, e incluso las misma Hacate
como diosa de las apariciones nocturnas en los cruces de tres caminos o
“triviums”, siempre acompañada de su furiosa y “oubeante” (aullante) jauría de
perros que capitaneaba Urco.
¡En resumen de cuentas! Pasó el tiempo y se trastocaron
las cosas y creencias hasta el extremo de que las Hogueras de hoy en día
solamente constituyen una sorprendente diversión, y que, aún cuando son
saltadas por los mozos en estado de merecer para saber si se van a casar o no
en ese año, sin embargo ya no se busca en ellas la acción del humo para curar
los males de aireada, ni tampoco se llevan las vacas a dar vueltas alrededor de
la hoguera (dando tres vueltas en un sentido y seis por el lado contrario) para
que no enfermen ni las mosqueen las brujas en los establos.
De todas maneras, hemos de convenir en que las hogueras
celebradas hoy día, son exponente de alegría y punto de reunión de mozos y
mozas con su inseparable cortejo de músicas, cánticos, risas, amores y amoríos,
puesto que es ley de juventud el no hacer recuerdo en momentos así, ni siquiera
del hombre primigenio que se valía del fuego para combatir las sombras de la
noche, porque le recordaban la oscuridad de la muerte.
En este somero recuento de valores folklóricos, tampoco puedo
callarme la parte tenebrosa de esta noche, entre la que destaca la
extraordinaria reunión de brujas y brujos “, “canouros”, que se concentran en
los “aquelarres”, bajo la presidencia del demonio encarnado en un macho cabrío
de tres cuernos, llamado Leonardo, pero conocido con el remoquete de “el
cabrón”.
Más, sin duda alguna para paliar tan horrible
acontecimiento y al propio tiempo para poetizar esta noche en la que “el mito
creador y fecundador”, tiene su más claro exponente, resulta que al margen de
toda suerte de conjuros y desconjuros, existen hadas buenas, como entre otras,
este ramillete de hermosas jóvenes coruñesas, que a las 12 en punto de la noche
y a la luz de la luna, peinarán sus cabellos rubios con peines de oro, ínterin
que los diminutos duendes llamados “xans”, roban manzanas y se beben la leche
de las ubres de las vacas.
También es bueno a
esa hora, el beberse un vaso de agua procedente de siete fuentes, porque
aclara la mente y cura toda suerte de dolencias a la piel. Pero en el papel
fecundador del agua nada más recomendable para las mujeres estériles, que eso
de tomarse un baño de nueve olas aquí, en el mar del Orzán o debajo del
Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Lanzada. Así es de interesante y
significativa esta mágica y enigmática noche de la víspera de San Juan que hoy
en este Paraninfo del Instituto Eusebio da Guarda, celebramos, porque como hemos
dicho antes, se apoya en tan importantes bases cuales son: la poesía; el
encantamiento; el misterio; el amor y la ingenuidad.
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