El capitán de Artillería Joaquín Lóriga Taboada. |
En la calle de la Independencia se celebró una animada verbena que ponía fin
a una víspera de San Juan muy festiva, donde hubo dianas y laboradas,
paseo de moda, concursos de bellezas, de mantones de Manila y de Charlestón. Hubo
también verbenas en la calle de San Juan, Plaza de Pontevedra. En la reunión de
Artesanos de la Silva hubo también hoguera y verbena amenizada por la
orquestina coruñesa.
En el parque del Sporting club, el conocido
Leirón del Camino Nuevo, se dio cita una notable concurrencia con motivo de
celebrarse una verbena extraordinaria para conmemorar la noche de San Juan. Se
bailó, se merendó, se quemó una gran hoguera con el disparo de fuegos de
artificio, pasando los socios y familiares, así como invitados, una deliciosa
velada de tarde-noche.
En el Restaurante de la terraza del Kiosco Alfonso
tuvo lugar una concurrida y elegante cena americana a la que asistieron
numerosas familias y en la esplendida terraza, adornada e iluminada con muy
buen gusto, se bailó hasta más allá de la una y media de la madrugada.
La alegría y la algazara duraron hasta bien
entrada la media noche, hasta que los
Guardias de Seguridad indicaron al vecindario la conveniencia de irse a sus
casas a fin de dormir para lavarse, a la hora de levantarse, con las consabidas
hierbas de San Juan dejadas al sereno durante la noche.
El día de San Juan, el alcalde de la ciudad
Don Manuel Casás, ofrecía en el restaurante del Kiosco Alfonso una almuerzo en
honor a los Jefes y oficiales del Crucero de la armada danesa Gejser que había llegado al puerto coruñés a
las cuatro de la tarde del día anterior. El menú, a base de marisco, espárragos, huevos a la
turca, lenguado a la inglesa, entrecot maitre de hotel, numerosos postres y
quesos, a si como vinos de rioja fue
admirablemente servido.
Joaquín Lóriga Taboada, acompañado de los también capitanes Eduardo González Gallarza y Rafael Martínez Estévez, habían despegado del aeródromo de Cuatro Vientos el 5 de abril de 1926 a bordo de tres Breguet 19 para lograr la hazaña de volar desde Madrid a Manila, capital de Filipinas, realizando una ruta jamás explorada por la aviación española Después de 39 días de viaje el avión de Loriga y Gallarza, el único de los tres que quedó en funcionamiento, llegó a su destino, el 13 de mayo tras recorrer 18.000 kilómetros.
Cuando la nave se aproximaba a la capital de la antigua colonia española, una escuadrilla de la fuerza aérea de Estados Unidos, que ocupaba Filipinas, escoltó al Breguet 19 hasta su destino final, donde fue recibido de forma apoteósica por una entusiasta multitud. Fue sin lugar a dudas una hazaña de titanes, decididos, románticos y valerosos aviadores.
Calin Fernández Barallobre.