Una gran hoguera iluminó la plaza de Pontevedra en la Noche de San Juan de 1925. |
No
hubo lugar, desde la Torre a Monelos, de aquella Noche de San Juan de 1925, en
que no se encendiesen centenares de hogueras de todos los tamaños y formas y donde, en todas ellas, un ejército de chicos y
chicas saltaron alegremente por encima de las llamas. Desde la Marina se pudo
contemplar un bellísimo panorama con numerosas hogueras encendidas en Oza, los
altos de los Castros y la carretera del Pasaje.
En
Monelos hubo hogueras a los dos lados de la carretera. En la calle de Santa
Lucía se estallaron una ingente cantidad de petardos. Una gran hoguera iluminó
la plaza de Pontevedra. En la zona de la calle de San Juan y Torre hubo
muchísima animación, con grandes y pequeñas
hogueras, globos, fuegos de artificio y muchachas muy guapas, que
cogidas de la mano de los mozos, cumplieron con el rito de saltar nueve veces
por encima de las llamas de las hogueras sanjuaneras, Hubo en una de ellas un
pequeño susto, al caerse una joven que pretendió saltarla y tuvo la mala suerte
de resbalar y caer en las llamas, perdiendo, ante las carcajadas de los
presentes, los tacones de sus zapatos que se habían deprendido y sumado a la hoguera.
En
el campo volante, y en un callejón de la calle de la Torre, llamado el “callejón
del chino”, hubo en varias tabernas abiertas, unos animados bailes donde se
escucharon las notas de dos pianos de manubrio.
Durante
la noche numerosas murgas recorrieron las calles de la ciudad con sus alegres
canciones.
Al
anochecer de la víspera de San Juan el Hotel Atlántic ofreció una magnifica
cena, con verbena incluida, para celebrar las noche más corta del año, También
el restaurante Alfonso, situado en el modernista edificio del Kiosco, ofreció
un menú especial para tan señalada noche a base de: Entremeses, tortilla
Rialeda, Sardinas, Lenguado al Gratín con patatas glaseadas, tarta, membrillo,
queso, flan, mermeladas y frutas.
Ya de madrugada,
las parejas de Seguridad, tuvieron que hacerse cargo de varios borrachos, que
quizás esperasen en su estado, la
llegada del día para ver bailar el sol. No lo consiguieron y lo único que
vieron bailar fueron los barrotes de la celda de la prevención
donde pasaron la noche para despejarse de la curda.
A
la mañana de San Juan fueron centenares de coruñeses los que se acercaron hasta
al Iglesia de San Roque donde se veneraba San Juan Bautista para ofrecerle sus
plegarias, rezos y flores.
A
la tarde del día de San Juan, el Sporting club inauguraba su temporada de
fiestas de verano en el hermoso parque del Leiron del Camino Nuevo. Un gran
número de gente, a pesar de la tarde
nubosa, acudió a la fiesta, donde se divirtió hasta las once de la noche a los acordes de la orquesta Morales que
interpretó un selecto repertorio bailable. El parque se hallaba adornado de
forma muy llamativa y elegante, relazado aun más con la presencia de
innumerables y bellísimas coruñesas.
Calin
Fernández Barallobre.