En
los días previos a la festividad de San Juan Bautista, la sociedad coruñesa se
vio golpeada por un truculento suceso acaecido en la Atocha alta, que recorrió
La Coruña como un reguero de pólvora. Un individuo llamado José Reboredo, más
conocido como “Pepe el trampas”, casado con Josefa Vázquez de la que tuvo cinco hijos y domiciliado en la calle de Orillamar,
se suicidaba de un tiro en la sien después de disparar hasta en tres ocasiones
a la propietaria de la casa marcada con el numero 49 de la Atocha alta, llamada
Teresa Guilabert.
El móvil de dicho suceso se enmarcó en una situación insoportable de celos, puesto que “El Trampas” había conocido cuatro años atrás a Teresa, de 30 años de edad, en situación civil de viuda y la había convertido en su amante. Ello llevó a Reboredo a separase de su esposa legitima que cansada de los amoríos de sus marido, lo echó de casa. El romance con Teresa, continuó, pero comenzó a tornase inaguantable con unos ataques irrefrenables de celos, al saber Reboredo que a Teresa le acompañaba de vez en cuando otro hombre, incluso hubo una agresión por medio que se saldó con Teresa herida de cortes en cara y costado, por lo que el Trampas fue detenido, pasando cinco días en la cárcel, durante los cuales su esposa Josefa, le llevó tabaco, comida y dinero. Por ello, ante los insufribles celos del Trampas, Teresa decidió romper definitivamente la relación.
El móvil de dicho suceso se enmarcó en una situación insoportable de celos, puesto que “El Trampas” había conocido cuatro años atrás a Teresa, de 30 años de edad, en situación civil de viuda y la había convertido en su amante. Ello llevó a Reboredo a separase de su esposa legitima que cansada de los amoríos de sus marido, lo echó de casa. El romance con Teresa, continuó, pero comenzó a tornase inaguantable con unos ataques irrefrenables de celos, al saber Reboredo que a Teresa le acompañaba de vez en cuando otro hombre, incluso hubo una agresión por medio que se saldó con Teresa herida de cortes en cara y costado, por lo que el Trampas fue detenido, pasando cinco días en la cárcel, durante los cuales su esposa Josefa, le llevó tabaco, comida y dinero. Por ello, ante los insufribles celos del Trampas, Teresa decidió romper definitivamente la relación.
Una vez salido de la cárcel El Trampas
intentó ver de nuevo a Teresa que lo rechazó. Por ello el sábado día 21 de junio, Reboredo visitó a su
legítima mujer, quien le rogó que dejase
a su amante y volviese a casa. El
Trampas le dijo: “Perdóname cuanto mal
te llevo hecho. Pronto conocerás una mala noticia”. Al día siguiente
Reboredo encamino sus pasos hacia la Atocha alta y después de merodear por las
inmediaciones de la casa de su ex amante,
se atrevió a entrar, encontrando a Teresa en el patio. Ella le rogó que le
dejase y que no volviese más por allí, pues su historia de amor se había
terminado, Reboredo se puso de rodillas pidiéndole que le perdonase. Ante la
negativa de la mujer, Trampas sacó un revolver del calibre 6,35 y efectuó
contra Teresa tres disparos que la dejaron mal herida. De seguido se disparó un tiro en
la sien. Avisada las asistencias y la policía, que acudió con prontitud del suceso, con una pareja de
Seguridad, formada por los guardias Escolástico Delgado e Ignacio Vallejo, una
ambulancia trasladó los cuerpos del
Trampas y de Teresa a la casa de socorro,
ingresando el Trampas cadáver y Teresa en estado muy grave.
El
barrio conmovido apenas tuvo ganas para divertirse en la víspera sanjuanera, En
la calle de San Juan hubo hoguera, pero
faltaron murgas, organillos y verbena. Eso sí tuvo lugar un homenaje al maestro Don Antonio Lloret Real, el
popular Reaiito, un hombre bueno, afable, humilde y de grandes saberes, que tenía una escuela
en la propia calle y durante años compaginó con mucho humor, sus labores
docentes con la dirección de la comparsa
de Gigantes y Cabezudos, donde destacaban,
entre otras, las grandes cabezas de “Ollo vivo” “Mata la Fiera” “los negritos”
“el marinero”, que eran portados por niños acogidos en el hospicio. Ese año de
1924, Realito decidió retirarse de sus labores
junto a los hieráticos gigantes y
los simpáticos cabezones. Por ello su
calle, en víspera tan señalada con la de San Juan, decidió ofrecerle una gran
muestra de cariño que resultó todo un éxito de participación de amigos,
vecinos, alumnos y antiguos acogidos en el Hospicio, que rodearon al buen
profesor durante unas horas de alegría, aprecio y amistad.
Esa
tarde en el parque de Riazor, el Real club Deportivo se enfrentaba por tercera
vez al conjunto escocés del Dundee United de Glasgow, sub campeón de la liga
profesional Escocesa con el resultado adverso de dos a cero, después de empatar
a cero en el primer compromiso y golear el Deportivo a los escoceses por cinco
tantos a uno en el segundo choque pactado entre ambos equipos con un Ramón
González estelar que anotó los cinco goles.
El
flamante Hotel Atlántic celebraba por todo lo alto la Noche de San Juan, con
una cena-baile en su terraza que estaba profusamente iluminada a la veneciana
con verbeneros farolillos y guirnaldas de colores. Bellísimas mujeres con
mantones de Manila y caballeros
elegantemente vestidos, se dieron cita en la fiesta donde se bailó, hasta bien
entrada la madrugada, al son de una conocida orquesta. La magnífica noche estrellada
que envolvía el señorial hotel, hicieron de la
fiesta una isla paradisiaca de luces y música entre el cielo y el mar
azul coruñés, que venia a poner el contrapunto de tan luctuosos sucesos.
Calin
Fernández Barallobre.