1993 El año de la XXIV Meiga Mayor Pilar Díaz Crespo y de la X Meiga Mayor Infantil Natalia Nieto Díaz.

Pilar Díaz Crespo XXIV Meiga
Mayor de las Hogueras de San Juan.

Una novedad de importante y trascendental calado se dio en aquellas hogueras de 1993. La  proclamación de la Meiga Mayor, que se realizaba desde 1970 en la noche del 23 de junio, víspera del día de San Juan, se trasladó a la noche del día 22, realizándose de nuevo en el mismo escenario que desde 1978 venía albergado la Fiesta del Aquelarre, el restaurante Os Arcados-Playa Club, todo un símbolo en la historia de las Hogueras de San Juan de La Coruña, que ese año desaparecería para siempre como marco de proclamaciones de Meigas Mayores.

1992 El año de la XXIII Meiga Mayor Isabel Alvite Menor y de la IX Meiga Mayor Infantil Bárbara Navas Silva.

Isabel Alvite Menor  XXIII Meiga Mayor de las Hogueras de San Juan.

El restaurante Playa club albergaba un año más la proclamación de la Meiga Mayor de las Hogueras de San Juan, en el transcurso de la XXII Fiesta del Aquelarre Poético. Esa noche era proclamada como XXIII Meiga Mayor la joven coruñesa Isabel Alvite Menor, hermana curiosamente de la Meiga Mayor de 1990, Dolores Alvite Menor.

1932. Numerosos jóvenes quemados y contusionados en una movida Noche de San Juan.

Corporación Municipal de 1932 con su alcalde Juan González

Fue aquella Noche de San Juan de 1932  muy movida y accidentada, debido sobre todo a imprudencias y falta de vigilancia por parte de la guardia Municipal. Numerosos heridos por quemaduras se dieron en varios barrios extremos y calles del centro de la ciudad. En la casa de Socorro de la calle del Hospital fue asistido de quemaduras un niño de once años vecino de San Pedro de Visma; otros dos de once y ocho años respectivamente, domiciliados en la Travesía de Vera y calle del Hospital; una niña de siete años con quemaduras en un brazo domiciliada en San Amaro.

Los veranos coruñeses

Es innegable que La Coruña, nuestra querida Marineda, es una ciudad asomada al mar, una ciudad que mira a la mar de cara convirtiendo sus azules y grises en un singular paisaje urbano donde los serenos atardeceres del Orzán producen inolvidables crepúsculos veraniegos, teniendo como fondo un horizonte pleno de misterios indescifrables bajo la atenta mirada del ojo del gran cíclope, flirteando con los colosos de acero que guardan callados la ensenada.