Ovidio García, Luis Moreno, José Eugenio Fernández, J. María Barcala
Julián Fernández y agachado Carlos Vallo, fundadores de aquella
primer Hoguera de la calle de Fernando Macías en 1962.
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Un avión espía
norteamericano confirmaba con sus fotografías que en la isla de Cuba, la Unión
Soviética, con la aquiescencia del gobierno de Fidel Castro, estaba instalando
misiles con cabezas nucleares de corto y medio alcance que apuntaban
directamente al corazón de la nación del tío Sam.
Boda de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia |
Mientras
los españoles asistían sobrecogidos a las terribles inundaciones de Cataluña,
donde se pondría de manifiesto la gran solidaridad del pueblo español con sus
compatriotas catalanes.
Playa de Riazor. |
Ese
año José Eugenio Fernández Barallobre, mi hermano Cheche que había superado la
prueba de ingreso al bachiller, se aprestaba a pasar un magnífico verano. Había
visitado a nuestra abuela, Josefa, en su casa del número 13-A 1º de la calle de
Rubine. Ella, por sus buenas notas, le premió con veinticinco pesetas para que
los gastase en lo que quisiera. Cheche, ya
había sentido la magia de la
noche de San Juan a través de la hoguera que se plantaba delante de la casa de
baños La Salud, propiedad de la familia Dorrego, en el final de los años
cincuenta, principios de los sesenta y que precisamente había desaparecido ese
año 62 al iniciarse las obras de construcción de un enorme y feo edificio que
en la actualidad todavía en los días soleados de verano proyecta, durante unas
horas, su espantosa sombra sobre el arenal de Riazor. Fueron aquellos permisos
municipales otorgados sin sentido, los que permitieron que el constructor,
Antonio Siso, levantase tamaño adefesio.
Pues
bien, Cheche en esos días de junio anteriores al 23, buscó y rebuscó ayuda entre sus amigos
para quemar una hoguera, organizada por los niños de la calle de Fernando Macias, para cumplir
así con el fantástico rito de la noche de los grandes aconteceres y de paso
competir con las hogueras que se realizaban por otras calles de la zona.
Playa de Riazor. |
Sus
propuestas no tuvieron el eco deseado hasta una tarde de mediados de mes en que
se reunió en la playa de Riazor con sus amigos, Carlos Vallo, José María
Barcala (+), Ovidio García, Luis Moreno (+), Julián Fernández Montells, Pepe
Tomé, los hermanos Manolín y Luisín y José Luis Ramil y no teniendo otra forma
de convencerlos, al tener el billete de
cinco duros en el bolsillo, se le ocurrió comprar voluntades a base de una
invitación a unos helados en la heladería La Jijonenca de la calle de Rubine.
Dicho y hecho, los amigos sucumbieron al sabor del rico helado y se aprestaron
a realizar con Cheche la primera hoguera de San Juan de la calle de Fernando
Macías.
Calle Calvo Sotelo vista desde Los Puentes.A la derecha Torre Coruña en construcción. |
Allí se apiló la madera que se consiguió, recogiendo trastos viejos por las casas, cajas aportadas por algún comerciante de la zona, robando algunas tablas y muchos recortes de madera que provinieron de la generosidad de D. Juan López y de su hijo Xanete que poseían una carpintería en el número 21 de la calle de Rubine.
Avenida de Rubine. |
Por
cierto la madera que se fue reuniendo los días anteriores a la quema, para
estar a salvo de las malévolas intenciones de alguna hoguera vecina, se guardó
en una vieja carbonera que nuestra
abuela Josefa tenía en la buhardilla de su casa en la calle de Rubine. Ahí
quedó a salvo hasta la mañana del día 23 en que comenzó a ser transportada
hasta el lugar de su emplazamiento. Por la zona aquel año se quemaron numerosas hogueras, destacando sobre todas ellas la que los chavales de la calle Calvo Sotelo, con la ayuda del constructor Manuel Longueira que vivia en la calle, plantaron delante del colegio Compañía de Maria y que ese año tenía como motivo un tranvía en claro guiño a la desaparición ese verano de la linea tres de la compañía de tranvías que realizaba el recorrido Plaza de Mina-Avenida de la Habana.
La hoguera de Cheché y sus amigos fue una hoguera pequeña, sin pretensiones, realizada con
prisas, pero que con los años iría en considerable aumento hasta convertirse en
la mejor de la zona. Esa hoguera sería la adelantada por excelencia de las que
a partir de 1970 prenderían todos los 23 de junio, las dulces manos femeninas
de la figura de la Meiga Mayor y la que andado el tiempo se convirtió en la única
fiesta de interés turístico Internacional que tiene nuestra ciudad.
Hoguera de los chavales de la calle Calvo Sotelo, Todo un ejemplo en aquella época |
Un
pequeño cañón de madera que aportó José María Barcala y una cruz griega de
mimbre que no era otra cosa que la cruceta que sostenía la patas de una vieja
silla, fueron los elementos ornamentales con que se remató esa primera hoguera.
Playa Club. |
Aquel
día 23 de junio de 1962 fue sábado, y la ciudad se aprestaba a vivir, de la
mejor manera posible, la noche más corta del año. La oferta fue numerosa y
variada. El Playa Club organizaba un baile desde las siete y media de la tarde
hasta la madrugada. En La Granja se celebraba la gran verbena de San Juan
amenizada por Los Marinelli, como homenaje a la guapa del Moto club Coruña.
El
café Kiosco Alfonso presentaba a la orquesta Ritmo con Rodri y el maestro
Dielh. El grupo de la Fábrica de Tabacos y el Lar Catalán festejaban la noche
de San Juan con un baile de gran gala, por rigurosa invitación, para homenajear
a las bellezas coruñesas que representado a diferentes sociedades optaban a alzarse
con el título de Guapa de la Coruña.
La Solana. |
La Solana iniciaba la temporada de bailes
de verano con la orquesta Atlántida y su
cantor J’ Hay. En la Hípica ardería la hoguera acompañada por los ritmos de las
orquestas Los Príncipes y Los Players.
Igualmente en el Leirón del Casino, en
la calle de Juan Florez, tendría lugar la tradicional hoguera de San Juan y una
animada verbena. El Seijal por su parte anunciaba para el día del Santo una
magnífica actuación de las orquestas Iris e Hispania.
Leirón del Casino de La Coruña. Al fondo la plaza de Toros y la calle de Fernando Macias. |
En
el teatro Rosalía se estrenaba ese día 23, La chica con la maleta que no era
otra que la bellísima Claudia Cardinale. El cine Savoy exhibía “Millonario a la
fuerza”. Otras cintas que se proyectaron en nuestra ciudad ese día fueron:
Teatro Colón: “Pobre y Millonario”. Cine Coruña: “Kansas busca a un asesino”.
Avenida: “Sentencia contra una mujer” con Emma Penella.
En el Monelos y en el
Finisterre la voz de Joselito llamaba con dos películas. “El pequeño Coronel” y
“Escucha mi canción”. Frank Sinatra hacía las delicias de los cinéfilos en el
cine Hércules con la película “Como un torrente”. Una de terror se ofreció en
el cine Ciudad, “Agárrame ese vampiro”.
Cine Coruña. |
En el Rex, la guapa Brigitte Bardot en
“Esa Pícara colegiala”. El Doré, el Goya y el París se inclinaron por tres cintas
de aventuras: “En las ruinas de Babilonia”; “La rebelión de los Gladiadores” y
“El Rebelde” con Stewart Granger.
En el Ideal Cinema, el irresistible Marlon
Brando en “Sayonara” y en el inigualable y simpático Equitativa “El diario de Ana Frank “.
Evaristo Martín Freire Gobernador Civil de La Coruña |
Poco
le importaba eso a Cheche y a sus amigos, enfrascados esa mañana en levantar la
hoguera que se quemaría a la noche en honor al buen Santo, que tuvo el honor de
bautizar a Jesucristo, o que también el cuerpo consular ofreciera un almuerzo
en honor del Gobernador civil, Evaristo Martín Freire.
Que la sociedad deportiva Hípica agasajara con una brillante recepción al equipo de balonmano femenino de la sociedad que se había proclamado campeón de España con Natacha Astray como gran figura y con Tito de Mena como entrenador y donde destacaban también las jugadoras Adela Castro, y María del Carmen Iparraguirre que junto a Natacha llegarían a ser internacionales con España.
Que la peña del Casino de La Coruña Recoponostioforo, de la
que eran miembros José María Vales, Eduardo de Aspe y Fernando Souto, entre
otros, celebrase una comida benéfica en la cocina económica. Que el teniente
Emilio Bello, fuera atropellado por una motocicleta en la calle del General
Sanjurjo o que el niño Armando Fernández fuese mordido por un perro en la
travesía de Juan Castro Mosquera.
Que la sociedad deportiva Hípica agasajara con una brillante recepción al equipo de balonmano femenino de la sociedad que se había proclamado campeón de España con Natacha Astray como gran figura y con Tito de Mena como entrenador y donde destacaban también las jugadoras Adela Castro, y María del Carmen Iparraguirre que junto a Natacha llegarían a ser internacionales con España.
Equipo de balonmano de la Hípica campeón de España. |
Tampoco preocupaba que dos muchachos en Eirís
se quemasen jugando con pólvora. Ni que esa tarde abriese sus puertas, en el
número 14 de la calle de los Olmos, la cafetería Porto-Cristo. Que el Sevilla y
el Valencia empatasen a dos goles en la semifinal de la Copa del Generalísimo.
O que la prensa anunciase que Manuel Benítez “El Cordobés”, fuese a cobrar
5.000.000 de pesetas por interpretar dos películas.
Para nada los descentró de su labor hogueril
que el presidente del Deportivo Jesús Cebrián, después de vender a Amancio al Real
Madrid, comunicase los fichajes de Miguel y Escolá. Ni que ese día la tómbola
de Caridad vendiese 110.000 boletos. O que el doctor Elías Tovar anunciase que
suspendía su consulta hasta el 10 de julio para asistir a un congreso de
cirugía cardio-vascular en Estocolmo.
Amancio era traspasado al Real Madrid |
Programa de televisión Gran parada. |
Nadie atendería a la programación de
radio que ese día 23 ofrecía, a través de la SER, Cabalgata Fin de Semana con
una entrevista de Pepe Iglesias El Zorro al coruñés José Luis Naveira que se
había proclamado vencedor del concurso radiofónico “Fiesta en España”. Ni por
supuesto a la televisión que entre otros
programas emitió a Pedrito Corchea; un telefilme de Guillermo Tell; Peña
Deportiva; la retransmisión deportiva de las 24 horas de Le Mans; Tele sainete;
Gran Parada y los telediarios informativos.
El Arca de Noé. |
Mi
hermano le pidió cincuenta pesetas a
nuestro padre, Marcelino, para comprar
dos globos de papel en el Arca de Noé de la calle de San Andrés, que regentaba Ángel San Millán Repiso y donde trabajaba la que sería esposa de mi gran amigo y
excelente pintor Marcial Ortiz, y que era un verdadero arca ya que en él podías
encontrar desde una gaita gallega, pasando por maletas, juguetes, globos de
papel hasta tracas y una ristra de petardos. Esos globos, unidos al que Ovidio, otro
miembro de aquella pandilla de amigos, consiguió de la generosidad de su padre,
serían elevados al cielo coruñés unos minutos antes de prender la hoguera.
Carlos Vallo, José Eugenio Fernández y Luis Moreno tres de aquellos fundadores de la Hoguera de San Juan de Fernando Macías en 1962 |
Fue una delicia
ver los rostros felices de aquellos amigos que habían logrado realizar la primera
hoguera, en honor a San Juan, de la calle de Fernando Macías. Rodeados de
familiares y amigos, saltaron y bailaron alrededor del fuego purificador.
Al
final todos volvimos satisfechos a nuestras casas, sobretodo mi hermano Cheche
que ya maquinaba, dentro de su cabeza, como sería la hoguera de 1963.
Al día siguiente en que se iniciaba curiosamente el Tour de Francia con la participación de tan solo seis españoles, Bahamontes, Suárez, Angelino Soler, Alomar, Otaño y Campillo, la pandilla volvió al lugar de la quema y comprobó estupefacta que la cruz griega de mimbre no había sido pasto de las llamas.
Tómbola de Marisol |
Se
había quemado tan solo un poco y había quedado convertida en un cruz latina.
¿Era un presagio? ¿Habría sido San Juan con su mano firme quien con la conversión
e indulto de aquella cruz auguraba un futuro esplendoroso para esa pequeña
hoguera que nacía en la calle de Fernando Macías?
Son
preguntas evidentemente sin respuesta. Pero lo cierto fue que aquella hoguera
tuvo un arranque sorprendente. En un mundo atrapado en una guerra fría sin
cuartel, que a punto estaría de desencadenar una guerra nuclear mundial, unos
simples helados fueron capaces de obrar un
milagro. Un milagro que nació entre la tómbola de Marisol y la canción
de juventud de Rocío Dúrcal. Las dos niñas prodigio del cine español alumbraban
con sus alegres canciones el inicial camino de una obra sin parangón.
Canción de Juventud Rocío Dúrcal |
Un
fenómeno que arrancó como un juego de inocentes niños coruñeses para celebrar
la tradicional hoguera de San Juan y que se ha venido repitiendo año tras año hasta la
fecha, que la han perpetuado en el espacio y en el tiempo, a pesar del
sectarismo y odio de la infecta marea, como la mejor y más popular fiesta coruñesa,
gracias a la pertinaz fe de un niño enamorado del mágico rito de las hogueras y
de las veinticinco pesetas de la abuela Josefa.
Carlos
Fernández Barallobre.