lunes, 30 de enero de 2017

1927. La ciudad se preparaba para recibir al gran aviador Joaquín Lóriga Taboada.

El capitán de Artillería Joaquín Lóriga Taboada.
Un año más la costumbre popular de encender hogueras la víspera de San Juan, llenó de lenguas de fuego, música y pólvora los barrios y calles de la ciudad. Hubo fogatas en plazas plazuelas, y calles, donde  jóvenes y mayores brincaron y saltaron sobre las brasas como mandaba la tradición, Abundaron los petardos y los busca pies, así como dos globos lanzados en la calle de San Juan.  


En la calle de la Independencia  se celebró una animada verbena  que ponía fin  a una víspera de San Juan muy festiva, donde hubo dianas y laboradas, paseo de moda, concursos de bellezas, de mantones de Manila y de Charlestón. Hubo también verbenas en la calle de San Juan, Plaza de Pontevedra. En la reunión de Artesanos de la Silva hubo también hoguera y verbena amenizada por la orquestina coruñesa. 

En el parque del Sporting club, el conocido Leirón del Camino Nuevo, se dio cita una notable concurrencia con motivo de celebrarse una verbena extraordinaria para conmemorar la noche de San Juan. Se bailó, se merendó, se quemó una gran hoguera con el disparo de fuegos de artificio, pasando los socios y familiares, así como invitados, una deliciosa velada de tarde-noche. 
 
En el Restaurante de la terraza del Kiosco Alfonso tuvo lugar una concurrida y elegante cena americana a la que asistieron numerosas familias y en la esplendida terraza, adornada e iluminada con muy buen gusto, se bailó hasta más allá de la una y media de la madrugada.
 
La alegría y la algazara duraron hasta bien entrada la media noche, hasta que  los Guardias de Seguridad indicaron al vecindario la conveniencia de irse a sus casas a fin de dormir para lavarse, a la hora de levantarse, con las consabidas hierbas de San Juan dejadas al sereno durante la noche.

El día de San Juan, el alcalde de la ciudad Don Manuel Casás, ofrecía en el restaurante del Kiosco Alfonso una almuerzo en honor a los Jefes y oficiales del Crucero de la armada danesa  Gejser que había llegado al puerto coruñés a las cuatro de la tarde del día anterior. El menú, a  base de marisco, espárragos, huevos a la turca, lenguado a la inglesa, entrecot maitre de hotel, numerosos postres y quesos, a si como vinos de rioja  fue admirablemente servido.

La ciudad se preparaba para recibir a un ilustre visitante. Se trataba  del gran aviador  gallego, natural de Lalín,  el capitán de artillería  Joaquín Lóriga Taboada, que aterrizaría el día 26 de ese mes con su aeroplano en la playa de Santa Cristina, para realizar una visita a la ciudad, que resultaría inolvidable, con miles de coruñeses en las calles vitoreando al gran aviador.  

Joaquín  Lóriga Taboada, acompañado de los también capitanes Eduardo González Gallarza y Rafael Martínez Estévez, habían despegado del aeródromo de Cuatro Vientos  el 5 de abril de 1926 a bordo de tres Breguet 19 para lograr la hazaña  de volar desde Madrid a Manila, capital de Filipinas, realizando una ruta jamás explorada por la aviación española   Después de 39 días de viaje el avión de Loriga y Gallarza, el único de los tres que quedó en funcionamiento, llegó a su destino, el 13 de mayo tras recorrer 18.000 kilómetros. 

Cuando la nave se aproximaba a la capital de la antigua colonia española, una escuadrilla de la fuerza aérea de Estados Unidos, que ocupaba Filipinas, escoltó al Breguet 19 hasta su destino final, donde fue recibido de forma apoteósica por una entusiasta multitud. Fue sin lugar a dudas una hazaña de titanes, decididos, románticos y valerosos aviadores.

Calin Fernández Barallobre.