miércoles, 2 de noviembre de 2016

.- 1923. Brillante, alegre y concurrida Noche de San Juan.

Parque del Sporting Club.
Hacía años que  no se veía en La Coruña una tan animada y alegre Noche de San Juan  como la celebrada en 1923. Su coincidencia en sábado, permitió a miles de coruñeses echarse a las calles a fin de consumar el anual rito del fuego, en honor al Santo que había bautizado a Nuestro Señor Jesucristo.

Extensísima fue la zona donde se dieron verbenas y fiestas aquella noche, Desde la calle de Cordelería  hacia la de San Juan, calle del Progreso y campo de Artillería. En esas mencionadas calles lucieron banderitas de papel, se escucharon las notas de numerosos pianos de manubrio y en las calles de San Juan y Cordelería resaltaban  varios arcos de follaje, focos eléctricos y murgas con sus correspondientes palcos convenientemente adornados.

En la calle de San Juan, que estaba de estreno, pues se inauguraban ese mediodía, con la presencia del alcalde Ponte Blanco y de varios concejales, las nuevas aceras de la calle, muchas casas lucieron adornadas con mantones de Manila colgados en los balcones. El palco de la música lucía las banderas de España y Galicia. 

En la misma  calle, al mediodía se celebró un simpático desfile de moda. Vendedoras y vendedores del campo de la leña, utilizaron, para vestirse, ropas de sus comercios. La gente, que llenó la calle, pudo comprobar el paso de  señores ataviados con fracs, levitas  y sombreros de copa  y de damas luciendo vestidos de grandes colorines, parodiando el paseo que regularmente se hacía por los Cantones y calle Real  Después del paseo y de la inauguración de las nuevas aceras, se dispararon profusión de bombas de palenque y hubo sesión vermut musical, lo que aprovechó el primer edil de la ciudad, para marcarse algún baile con varias vecinas que así se lo solicitaron.

A las seis de la tarde tuvieron lugar en la zona de la Torre las clásicas “merendiñas” que rematarían con una verbena que se inició a las nueve de la tarde. 

Aquella noche de verbena sanjuanera, los carricoches de helados pusieron la nota de color con sus múltiples formas. En muchas casa particulares se celebraron fiestas donde corrió el vino, hubo baile  y el eco de los acordeones y cohetes llenaron el ambiente.

Hubo hogueras una en cada plazuela y tres o cuatro en cada calle. Parrandas, murgas, rondallas, arrumacos y beso escondidos. Media Coruña anduvo de recorrido, hasta muy pasada la medianoche por diversas hogueras, disfrutando de la gran animación  y de una noche deliciosa del inicio de verano.

En el parque del verano del Sporting club, el conocido Leirón, la directiva que presidía José Aramburu,  ofreció un elegante baile que finalizó con la quema de una gran hoguera y numerosos fuegos de artificio. También los salones del Círculo de Artesanos se llenaron de socios y familiares para el baile de la víspera sanjuanera.
 
Pese a la enorme afluencia de vecinos en las calles y el ambiente festivo, no se registró ningún tipo de incidente y la Comisaría de Policía ni siquiera extendió un parte de la más leve falta.

Al día siguiente festividad de San Juan, la imagen del Santo se llenó de flores ofrecidas por numerosos devotos. A la tarde en un abarrotado campo de Riazor, el Deportivo derrotaba al Fortuna de Vigo por dos tantos a uno, con goles de Pichichi y Cancela y  con una actuación sobresaliente del portero Mulero y del medio centro Manolo Rivera.

Una solemne procesión recorrió a la tarde del día de San Juan las calles del centro de la ciudad, coronando con ello el octavario sacramental de la parroquia de Santiago. Fue presidida por el alcalde de La Coruña, a quien acompañaron el general de artillería señor Díaz Gil  y el presidente de la Diputación, entre otras autoridades, Bajo palio, cuyos varales eran llevados por seis capitanes del Ejercito, iba la Sagrada Forma que portaba el canónigo señor De la Peña. Largas filas de fieles y congregantes, monjes  y hermanos de diversas órdenes y el clero parroquial, así como  comisiones de Jefes y oficiales de las diferentes armas y cuerpos de la  guarnición, cerrando la procesión una compañía del regimiento Isabel la Católica con bandera, banda y música. Miles de coruñeses, agolpados en aceras, ventanas y balcones, presenciaron el paso del Santísimo, que se recogió en su iglesia de Santiago, pasadas la nueve de la tarde. 
    

Calin Fernández Barallobre