lunes, 21 de diciembre de 2015

1971. El año de la II Meiga Mayor Ana de Aspe de la Iglesia.


El Teniente de Alcalde Juan Jose Laredo Verdejo impone
la banda a la II Meiga Mayor Ana Aspe de la Iglesia
El 23 de junio de 1971, pasadas muy de largo las nueve de la noche, alzaba el telón para la historia la primera fiesta del Aquelarre poético donde la joven comisión promotora de las Hogueras de San Juan de Fernando Macías creada y presidida por Cheche Fernández Barallobre, iba a proclamar como II Meiga Mayor a la joven coruñesa que vivía en la plaza de Orense y estudiaba en el colegio de la Compañía de María, Ana de Aspe de la Iglesia. A los acordes de la marcha triunfal de Aida, cuyo disco hubo de irse a buscar a los estudios de Radio Juventud de La Coruña y en la voz del locutor Carlos Beceiro Ledo que presentó el solemne acto, las Meigas que además de Ana eran Lilí Vales, Luz San Agustín, Maritina Rivera, Begoña Páez, Mariam Guimaraens, María del Carmen Togores, Fabiola Fariña y Cuca Vasco,  fueron accediendo al incomparable Paraninfo del Instituto Eusebio Da Guarda cuyas escaleras estaban jalonadas por soldados que vestían uniformes del Ejercito español del siglo XVI del brazo del mantenedor de la fiesta, Alfonso Modroño Márquez y de miembros de la Comisión Promotora. El teniente de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de La Coruña, delgado de Fiestas Juan José Laredo Verdejo, acompañado por la I Meiga Mayor Estrella Pardo  Castiñeiras, impuso en nombre y representación del alcalde de la ciudad, José Pérez Ardá,  la banda de Meiga Mayor con los colores de la bandera de España a la guapa Ana que lucía un vestido de noche negro adornado con una flor roja a la altura del pecho. En el transcurso de ese año de 1971 en que reinó Ana, en el mundo, en España y en La Coruña sucedían estos acontecimientos.  

sábado, 12 de diciembre de 2015

1970: El año de la I Meiga Mayor de las Hogueras de San Juan de La Coruña, Estrella Pardo Castiñeiras.


Data de tiempo atrás la aseveración de que recordar es volver a vivir. Pues es lo que vamos a intentar hacer a través de este blog “el sueño de una noche de Verano” en el cual se condensa la historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña desde 1970 a la actualidad. Por ello nos vamos a situar en aquel ya lejano 1970 para recordar a modo de pinceladas, lo que fueron, significaron y sucedió en aquellos 365 días iniciales de una apasionante década que dejó innumerables cambios para el mundo, España y La Coruña. Vaya, el reinado de Estrella Pardo como primera I Meiga Mayor, por obra y gracias de un entusiasta grupo de chicos y chicas coruñeses, como muy bien significaba la prensa local, que trataban de revitalizar y rescatar del olvido en la Coruña la mágica Noche de San Juan. 



domingo, 29 de noviembre de 2015

1911. Temporal de viento y lluvia en la Noche de San Juan.

Se las prometieron muy felices los coruñeses en vísperas de San Juan pues las verbenas de las Hogueras de 1911 se anunciaron que iban a  revestir una importancia y una calidad no alcanzada en años anteriores.  Desgraciadamente todo se vino abajo debido a la enorme tormenta de frío y lluvia que asoló la ciudad la víspera y el día de San Juan y que hizo que las gentes se quedasen en sus casas al abrigo de tamaña borrasca.

La calle de Panderas estaba iluminada con focos de arco voltaico y con farolillos de colores que el viento apagó y arrancó de forma inmisericorde. Una murga calada hasta los huesos  suspendió su actuación antes de las doce de la noche. En la calle de la Torre diversos pianos de manubrio tuvieron que refugiarse en portales. Allí al sonar de sus notas, diversas parejas bailaron algunas piezas y a pesar del aguacero no decayó la alegría.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Algunas claves de nuestra noche de San Juan

Cuantos quebraderos de cabeza nos provocó, año tras año, la búsqueda del lugar idóneo para el almacenaje de la madera que iba a ser consumida en la siguiente hoguera de San Juan. Horas de debate hasta conseguir la ubicación perfecta y luego juramentarnos para mantener el secreto como el arcano mejor guardado.

Ya desde finales de mayo, cuando las tardes tibias y azuladas se sentaban frente a nosotros, cuando de lejos percibíamos el claro aroma que hacía presagiar el inminente final del colegio mezclado con aquel olor que nos comenzaba a evocar un nuevo San Juan, nos afanábamos en buscar cualquier lugar que, por recóndito o seguro, pudiese ser utilizado como eventual enclave para la custodia de la madera y trastos viejos, bien que recibíamos como donación de algún vecino, bien que sustraíamos en cualquier obra próxima y que deberíamos celar, en evitación de sernos arrebatados por la gente de una hoguera vecina, hasta la noche de San Juan.
Los Puentes vistos desde "nuestro campamento"