miércoles, 16 de septiembre de 2015

1909. Una animada y fría noche de San Juan en la calle de la Torre.


A pesar de lo desagradable de la noche con un inusual frío, la noche de San Juan se celebró en  la zona de la calle de la Torre de forma sobresaliente.  Hubo verbenas en las calles de Panderas, Torre y Progreso. Sin embargo el campo de la leña, otrora centro de las fiestas sanjuaneras,  estaba completamente a oscuras.
Cuatro potentes focos sustituyeron en la calle de Panderas a los encantadores farolillos de papel. Tres pianos de manubrio, situados en diferentes lugares de la calle, repetían con monotonía, la canción del Vagabundo de la zarzuela  Alma de Dios, las Bravías y Agua, Azucarillos y Aguardiente.  La casa de la familia Vicario ostentaba en su balcón dos grandes colgaduras y dos enormes faroles. Buen ambiente, tan sólo roto por una acalorada discusión entre unos individuos, esgrimiendo uno de ellos una navaja. La rápida intervención de un sereno aplacó lo ánimos, siendo retenido y entregado a una pareja del cuerpo de seguridad, un tal Argimiro Silva al que el gobernador civil multó con 50 pesetas por riña con escándalo.

En los dos extremos de la calle de la Torre se levantaron dos arcos florales muy trabajados, además de varias hileras de banderitas y farolillos de colores que dieron a la zona mucho colorido. Una banda de música, situada en un templete rodeado de tela de percalina de color azul, interpretó durante la noche valses, chotis, polkas y mazurcas. La mejor verbena, amenizada por dos magníficos organillos,  fue sin duda la de la estrecha y larga calle del Progreso que se hallaba adornada con  profusión de farolillos y donde se lanzaron al aire numerosos globos de papel y cantidad de fuegos de lucería. Al ser una calle interior, el público bailó de forma incansable sin temor a broncas y otros problemas. Se encendieron numerosas hogueras en las calles de San Juan, Hospital  y otros lugares, destacando la realizada por soldados en la zona del corralón. Niños, adolescentes, mozos y mozas saltaron como manda la tradición las hogueras. Fue una noche de alegría y bullicio con el barrio concurridísimo y donde hubo numerosas quejas porque la organización no hubiese prohibido la utilización de  unos cohetes infantiles que hacían mucho daño, al estallar contra las personas. Precisamente en la calle del Hospital  uno de esos cohetes lesionó en un ojo al niño  Luis Sardina que tuvo que ser atendido en la casa de socorro, Las serenatas en honor a las Juanitas  se sucedieron durante la noche y en las que intervinieron numerosas murgas, rondallas y orfeones.


Calin Fernández Barallobre