A pesar de que los municipales con una vigilancia férrea se empeñaron en acabar con todas las lumeradas de la ciudad, hubo hogueras en aquella víspera de San Juan de 1902, Grandes y bien hechas las que se colocaron en alguna calle de la Ciudad Vieja, el campo de la Leña y de la Estrada y en varios lugares dispersos de la pescadería, Las pandillas de chiquillos vigilaron celosamente las piras, no fuese a ser que un municipal llegase y las deshiciese, Si esto ocurría, al darse la vuelta la autoridad, la hoguera se reavivaba y a su alrededor se volvían a congregar numerosos chavales que con una gran destreza las saltaron una y otra vez. Varias murgas, con notable desafine, como resaltaba la prensa de la época, ejecutaron habaneras, mazurcas y valses. En el campo de la Leña, la verbena organizada al efecto resultó muy animada y en la calle de Panaderas lucieron varios arcos de luz. Hubo varios puestos de bebidas donde se asaron las pertinentes sardinas y el jolgorio en honor a al buen Santo finalizó con lanzamiento de bombas de palenque, cohetes de lucería y varias importantes cogorzas sin que hubiese que lamentar otros incidentes dignos de mención. Numerosos grupos de muchachos provistos de guitarras y acordeones recorrieron las calles hasta altas horas de la madrugada desafiando a la policía y a las ordenanzas municipales. Todo fue por celebrar con júbilo la festividad en nuestra ciudad del Precursor San Juan Bautista.
Calin Fernández Barallobre.
